Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. 32Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. 33Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Marcos 8:31-33
Pastor Jose Juarez
Notas de sermón:
La historia nos muestra a hombres exitosos que lograron grandes cosas, otros son héroes y muchos son modelos a seguir, pero sin duda el más grande ejemplo se llama Jesucristo el Señor, él es nuestro motivo de vida y razón de nuestro existir. Jesucristo venció y ahora vive en nosotros y por él podemos vencer también. Hoy quiero utilizar este momento que disfrutamos para animarle a usted que nos escucha, a que imitemos lo que hizo Jesús, no solo en su vida terrenal, sino mayormente después de Su muerte. Nuestra caminar en la vida ofrece situaciones difíciles que debemos enfrentar; como la muerte, algún desastre natural u otros problemas. De nuestro carácter dependerá la salida a lo que enfrentemos, si actuamos en base a nuestras emociones es probable que tomemos la decisión equivocada, pero si acudimos al consejo de Dios y luego analizamos la situación, es seguro que tomaremos las disposiciones más acertadas, y dichos problemas se resolverán favorablemente. Los apóstoles estaban dispuestos a ser semejantes a Cristo en todos los aspectos de su vida, deseaban llegar a la estatura del varón perfecto viviendo las situaciones difíciles que Jesucristo pasó.
I. Jesús tenía un propósito que cumplir (nosotros también lo tenemos)
Cristo sabía que el plan de Dios para Él era morir en la cruz como expiación por el pecado de aquellos que ponen su fe en Él y resucitar de entre los muertos victorioso sobre el pecado y la muerte. Entonces, hacia el final de su vida, Jesús se dirigió deliberadamente a Jerusalén, donde moriría (Lucas 9:51). El propósito principal de Jesús fue “anunciarles las buenas noticias del Reino de Dios” a las personas (lea Lucas 4:43). Predicó la buena noticia de que Dios establecería un reino que resolvería los problemas de la humanidad. Durante tres años y medio, Jesús se dedicó por completo a dar este mensaje positivo (Mateo 9:35). Jesús le obedeció a Dios en todo momento (lea Juan 8:29). Fue fiel hasta la muerte e hizo lo que su Padre le había encargado a pesar de que muchos trataron de impedírselo. Demostró que los seres humanos podemos servir a Dios, aunque pasemos por situaciones difíciles. De esta manera, Jesús “les puso el ejemplo” a sus seguidores “para que siguieran fielmente sus pasos” (1 Pedro 2:21). El propósito nuestro aquí en la tierra es hacer la voluntad de Dios, siendo obedientes a su Palabra y recibir a Jesucristo como nuestro Señor y salvador. En Mateo 16:21 dice: 21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Todo lo anterior aplica también para nuestras vidas aquí en la tierra, la palabra de Dios dice que: 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29
muchos predicadores tratan de enseñar que el propósito es otro evangelio, pero el propósito nuestro aquí en la tierra es hacer la voluntad de Dios, siendo obedientes a su Palabra y recibir a Jesucristo como nuestro Señor y salvador. Llegar a ser más como Cristo requiere tanto el poder divino como la aplicación de las responsabilidades humanas. Jesús nos invita a seguirlo, y tenemos Su ejemplo de obediencia (Juan 15:10), amor sacrificial (Juan 15:12-13) y sufrimiento paciente (1 Pedro 2:19-23). También tenemos el ejemplo de los apóstoles, quienes modelaron a Cristo (1 Corintios 11:1). El Señor nos enseña que para lograr su semejanza tenemos que estar preparados a padecer mucho, a ser desechados por los hombres, e incluso hasta morir para lograr nuestro propósito aquí en la tierra. Pero también nos promete, que nosotros resucitaremos en el día postrero.
II. Pedro se interponía en el plan de Dios
Cuando hemos tomado el camino con Jesús, suceden cosas que no hemos planificado, Hay mucho de qué preocuparse alrededor de nosotros y en nuestras vidas, y el mundo está lleno de soluciones defectuosas para nuestras ansiedades, pero confiando en Jesús que, a pesar de la interrupción, lo que se va a cumplir en nuestra vida es la voluntad de Dios, eso que se interpone en nuestros planes, se cambia en adoración y expectativa. Acepta el obstáculo como parte del plan de Dios para nosotros. A donde sea que nos lleve este nuevo camino, allí Dios tendrá algo para usted; usted ha sido llamado, a través de las generaciones, el hombre ha sido bienaventurado, no porque todos nuestros planes se vayan a cumplir, sino porque, a través de nosotros, se habrán cumplido los planes de Dios. Pero siempre habrá un Pedro que se va a interponer en nuestros planes. A lo mejor usted está frustrado, insatisfecho; quiere terminar ciertas cosas, y parece que no podrá alcanzarlas. Dígale al Señor: Hágase tu voluntad. Ponga la mira en las cosas de Dios. Es probable que se encuentre en una interrupción, pero debemos entender que, donde nos encontramos hoy, es parte del plan de Dios para nuestra vida; acéptelo, porque no podemos arreglarnos a nosotros mismos; no podemos protegernos a nosotros mismos, y el Señor nos dejará saber que vamos en el camino correcto. En el caso de Jesús, Satanás no podía permitir que todo esto se sucediera. Bendecidos y favorecidos son aquellos que Dios puede interrumpir sus planes y dirigir sus pasos por momentos inciertos, y lo único que recibe Dios de ellos es adoración en momentos de confusión. Cuando Pedro reconviene al Señor no sabía que estaba obstaculizando el plan de Dios y que era el propio Satanás interviniendo. Eso nos puede pasar a nosotros también, siempre que estemos haciendo algo bueno, cuando estamos de lleno en el Servicio al Señor, siempre vendrá Satanás a tratar de hacernos retroceder.
III. Jesús muere por nosotros.
Estos días, que tradicionalmente el pueblo cristiano reconoce la muerte de Jesús, nos ofrece, una vez más, la ocasión de considerar —de revivir— los momentos en los que se consuma la vida de Jesús. Todo lo que a lo largo de estos días nos traen a la memoria las diversas manifestaciones del camino a la cruz, se encamina ciertamente hacia la Resurrección, que es el fundamento de nuestra fe. La muerte de Jesús lava, deja todo limpio, incluso nuestra ignorancia y pecado. La realidad de la vida cristiana es que el llamado al discipulado es un llamado que demanda muerte a todo lo que el mundo ofrece (comodidades físicas y materiales, fama, poder, placeres, etc.) y una decisión de peregrinar en este mundo como extranjeros, en busca de la ciudad celestial. Working preacher
Jesús les dijo que sus padecimientos terminarían en la muerte. La vida había de surgir de la muerte, y que la aparente derrota de la Cruz, sería seguida de la victoria de su resurrección. Vemos a Jesús cumpliendo su propósito en la tierra. Jesucristo, el Hijo de Dios, entró en el mundo y tomó forma de carne para llevar la carga y el castigo de nuestro propio pecado. Es decir, aquel que era sin pecado, tomó sobre sí la pena de nuestro propio pecado y murió en nuestro lugar como un sustituto. Porque cuando Cristo llevó nuestros pecados en la cruz, su perfecta comunión con el padre fue cortada temporalmente cuando murió la muerte de un pecador, la que todos merecemos. En la cruz, Cristo no solamente sufrió el dolor físico y la humillación, él tomó sobre sí mismo la culpa de nuestro pecado y también nuestro castigo. La ira de Dios caía en Cristo mientras él pagaba la pena del pecado que nosotros merecemos. ¡Jesús recibió la ira de Dios por nosotros, en nuestro lugar! Dios ejecuta a su propio hijo para que nosotros pudiéramos ser hechos justos delante de él. Para mostrar que él había lidiado completamente con nuestros pecados y el castigo por ellos, tres días más tarde Dios lo trae de nuevo a la vida. Por lo cual, ¿Cuánto pecado permanece entre Dios y la persona que cree en Cristo? Ninguno. De modo que, cuando alguien se arrepiente de sus pecados y cree en Cristo, su pecado es transferido a Cristo y ante Dios es perdonado, lavado y limpiado. 9Marks
Marcos 8:34-35 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Jesús ahora nos quiere enseñar lo que nos conviene hacer y como hacerlo y consiste en hacerlo tomando como modelo a Jesús mismo. Si usted quiere unirse a Jesús y obtener el regalo más grande que Dios nos ha dado por medio de su Hijo, que es la salvación. Arrepiéntase seriamente de sus pecados y reciba a Cristo como su salvador personal, hoy le invito a hacer una oración que cambiará su vida:
Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que sufriste la muerte en la cruz por mis pecados y que al tercer día resucitaste. Reconozco que, soy pecador. Perdóname Señor. Y doy gracias a Dios por enviar a su Hijo a morir en esa cruz, en mi lugar. Gracias Señor, por salvar mi alma hoy. Todo esto te lo digo En Cristo Jesús mi Salvador. Amen
