En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.
Isaías 61:10
Pastor Jose Juarez
Notas de sermón:
De los apóstoles que escriben la palabra de Dios: Ninguno de ellos nos hablan de las fiestas navideñas, por lo que deja ver que no se celebraba, y lo más seguro es que la iglesia primitiva tampoco. Ellos estaban preocupados por proclamar las buenas nuevas de salvación, como un evento y no como una fecha, querían que el evangelio, se expandiera, no tenían tiempo para celebrar navidad. Pero, leyendo los primeros capítulos de Mateo y Lucas descubrimos el nacimiento de Jesús y la Navidad de manera diferente: ¿cómo ha cambiado la Navidad? Navidad es importante porque es el nacimiento de nuestro Señor Jesús. En esta época de navidad la gente decora los hogares con luces, árboles, y muchas cosas lindas. Como cristianos compartimos con nuestros seres queridos y los niños esperan regalos. Se come de todo, que hermosa época es la navidad, época que se recuerda el nacimiento de nuestro Salvador.
¿Pero nos preguntamos si en su vida ha llegado la navidad?
I. Decorando nuestra vida.
Ex 12:7 Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.
Dios le pide a su pueblo en Egipto que sacrifiquen y derrame la sangre del cordero en sus puertas, para cuando pasara el ángel de la muerte no entrara y matara al primogénito de ese hogar. Deberíamos hacer lo mismo con nuestras puertas, no la material sino la espiritual la sangre que nos cubre de multitudes de pecado, la sangre de la cual nos redimió, la Sangre de Jesucristo. Usted debería decorar con sangre la puerta de su corazón.
El nacimiento de Jesucristo el mundo lo ha cambiado por luces y regalos costosos. Y es que ahora nuestra sociedad ha elegido hacer un cambio, han substituido el regalo que Dios nos trajo, que es la salvación de nuestras almas y la vida eterna, por cosas materiales. Y ahora han cambiado la luz del mundo, que tiene poder sobre las tinieblas, por pequeñas lucecillas ornamentales. Pero por mucho que digan y hagan, la verdad es que jamás podrán cambiar el verdadero significado de esta fiesta de júbilo y de victoria. Y esto nadie podrá conseguirlo, porque el nacimiento de Cristo es un evento tan poderoso que desde ese momento el tiempo empezó a marcarse a partir de su nacimiento. Antes de Cristo no había nada, después de Él fue medido en antes y después de Cristo. En esta Navidad pienso que deberíamos decorar nuestra vida con las siguientes actitudes para estar listo a recibir el nacimiento de Jesús en nuestros corazones: Perdonar se hace tan difícil, pero cuando perdono logro que el rencor quede muy lejos de mí ser y de pronto siento que el malestar que me incomoda por dentro duela menos. Otra decoración sería el amor a los demás, debo tener más ternura en mi trato con los que quiero. Lo necesitamos, nos hará bien a nosotros mismos y también a los demás. El amor que se expresa en gestos cariñosos, ayuda, anima y levanta. Quiero que vivamos esta Navidad, en nuestro corazón y que la decoración de la presencia de Dios cubra todas mis debilidades. Quiero que Jesús al nacer llene de ternura nuestras fragilidades, cubra de paciencia nuestros problemas, que nos libere del egoísmo para que domine la generosidad y logre así Dios que venza su amor en todas nuestras insatisfacciones.
II. Siga la estrella
En Mateo 2.2 nos dice la Palabra que cuando Jesucristo nació los magos de oriente siguieron una estrella, que los llevó hasta donde estaba el Salvador. Pero ahora la estrella no está, pero tenemos una guía, como lo fue la estrella, esta guía es la Palabra del Señor.
Salmo 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. En ella encontraremos la Salvación, el camino al cielo y el perdón de nuestros pecados, y a través de ella conoceremos al Maestro.
Juan 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
Existen muchas opiniones respecto a la estrella de Belén, pero la opinión más razonable y aceptada por muchos de la aparición de la estrella la propuso el astrónomo Johannes Kepler en 1606.
Para Kepler, la estrella de los magos no fue otra cosa que la rara triple conjunción de la Tierra con los planetas Júpiter y Saturno. En esta conjunción los planetas se ven como uno solo, los que los hace una luz muy brillante. Los cálculos de Kepler determinaron que la conjunción se dio en el año 7 a. C., lo que resulta compatible con las fechas asignadas al nacimiento de Jesús.
Un evento como este se dio en 1940-41 y no se volverá a dar hasta el 2198. Kepler conocía los comentarios que sobre el profeta Daniel había escrito en 1497 Arbabanel, un sabio judío. Según Arbabanel la conjunción de Saturno y Júpiter había tenido lugar cuando ocurrió el nacimiento de Moisés, y tendría lugar otra vez cuando naciera el Mesías. Arbabanel creía que la liberación traída por el Mesías se efectuaría de acuerdo con el versículo (Números 24:17) de la Biblia que dice “.Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel,” Tomado de renuevo de Plenitud. Pero lo más importante en esa oportunidad no fue la estrella en sí mismo, sino la Estrella de la Mañana, Jesús viniendo a la tierra para dar su vida por usted y por mí. ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Mateo 2:2
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella. Mateo 2:7
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Mateo 2:10
Ahora también nosotros debemos seguir esa estrella.
III. Célebre junto a sus seres queridos
Hechos 2:46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
La Palabra nos exhorta a que nos mantengámonos unidos y compartamos juntos con nuestros hermanos y amigos las cosas que él nos ha dado. Cada uno debe estar convencido en su propia mente, y si vamos a celebrar la navidad tenemos que hacerlo para el Señor, pero sin juzgar al hermano, y si no celebramos la navidad hagámoslo para el Señor, no para llevar la contraria o para confrontar, sin juzgar ni criticar a nuestro hermano que si lo hace.
La clave del éxito es mantenernos en unidad, porque al igual que la iglesia Primitiva alcanzaremos no solamente la Promesa del Señor, sino que alcanzaremos a otros para él. A lo mejor en una de esas reuniones que hemos planeado, aquel hermano, amigo, o familiar sea restaurado por Él Señor. Así que mantengámonos unánimes juntos en un mismo pensar, en un mismo sentir. Nuestra sociedad ha adoptado este tiempo para celebrar Navidad y lo ha convertido en sinónimo de alegría en la familia o entre amigos o en la iglesia. No podemos ocultar la realidad de que esta celebración se ha comercializado en extremo. La Iglesia históricamente ha tomado estas fechas para celebrar la Encarnación. Si los ángeles irrumpieron en júbilo por el nacimiento del Hijo (Luc. 2:14), ¿cuánto más nosotros, que hemos sido redimidos por la sangre de Aquel que se hizo humano? Celebramos algo que es digno de celebrarse. Lo que celebramos es la encarnación. Y celebramos las razones de la encarnación. Celebramos que Jesús se hizo hombre para representarnos. Celebramos que Jesús se hizo hombre para redimirnos. Celebramos que Jesús se hizo hombre para rescatar un pueblo propio. Pablo dice: “Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero”, 1 Timoteo 1:15. Si Jesucristo no hubiera venido, todos nosotros estaríamos perdidos. Andaríamos sin esperanza y sin Dios en el mundo (Efesios 2:12). ¡Pero gloria en las alturas por Jesús! No se aferró a ser igual a Dios, sino que se humilló al tomar forma de siervo y morir en la cruz del calvario (ver Filipenses 2:6-11). La Navidad es entonces la fiesta de la familia y de la amistad. Alguien dijo: “Todo regalo debe ser en el fondo un símbolo del único gran regalo, en que Dios entregó a su Hijo por la salvación del mundo (1 Juan 4: 9)”.
Aun si estamos lejos de nuestros hermanos en Cristo, nunca estamos solos. Jesús está ahí con nosotros. El Señor promete: “No te desampararé ni te dejaré” (Mateo 28:20; Hebreos13:5). Jesús vino a la tierra para ser nuestro Emanuel, el “Dios con nosotros” prometido en el Antiguo Testamento (Isaías 7:14), 14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. y todavía está con nosotros hoy (Gálatas 2:20). 20Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No importa qué solos nos sintamos, nunca estamos realmente solos porque Cristo vive en nuestros corazones por la fe (Efesios 3:17). 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
Algún día los que hemos confiado en Jesús como Salvador pasaremos la eternidad con la familia entera de Dios en Su misma presencia. Si usted se ha arrepentido y confiado en Cristo, entonces usted también estará ahí. Con seguridad ésa es la mejor razón para sonreír y tener una feliz Navidad llena de esperanza este año.
Reúnase con su familia, den gracias por todo, valoren el regalo de Jesús. Y si usted aun no lo ha recibido, recíbalo ahora, porque ahora es el día de Salvación. Feliz Navidad.
