Sunday Morning Service

Sermón de la Mañana #177 JESUS, LA VID VERDADERA



15 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Juan 15:1-8

Pastor Jose Juarez

Notas de sermón: 

La vid es una planta que produce muchas uvas, pero también produce muchas ramas (pámpanos). Y merece un cuidado constante debido a sus ramificaciones. Podemos observar a través de la Escritura, que era símbolo de la nación de Israel. Hiciste venir una vid de Egipto; Echaste las naciones, y la plantaste.9 Limpiaste sitio delante de ella, E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. Salmo 80:8-9 Con la venida de Cristo, Dios nos ha hablado por medio de su Hijo (He 1:1-2). Por lo tanto. El Señor Jesús nos dice «Yo soy la vid verdadera» (Juan 15:1). De igual manera que la vid sostiene las ramas (pámpanos), así Cristo sostiene al creyente. Es la unión de la naturaleza Divina y la humana, unidas en un mismo Espíritu (Efesios 2:18). Jesús es la vid verdadera. Debemos estar arraigados a Él, no a Israel, si queremos llevar buen fruto para Dios.

1.      JESUS, LA VID

En el Antiguo Testamento Dios utiliza esta misma comparación al referirse a su pueblo Israel, que le produjo uvas silvestres Salmo 80:8 Hiciste venir una vid de Egipto; Echaste las naciones, y la plantaste.

 (Salmos 80:8; Isaías 5:1-7; Jeremías 2:21).

Jeremías 2:21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña? Jeremías 2:21

En nuestro tiempo, al final de los tiempos que estamos viviendo, el Dios y Padre nos ha injertado a los gentiles en la “vid Verdadera” que es Jesucristo, por medio de la fe. No hay otra “vid ver­dadera” que pueda dar los frutos agradables a nuestro Padre, ni existe otro labrador que conozca los cuidados pertinentes a esa vid y sus pámpanos que el Padre mismo.

Jesús conociendo la realidad espiritual de sus discípulos, les hace ver que Él mismo es la vid y ellos los pámpanos; como pámpanos es absolutamente indispensable permanecer unidos a la vid, para poder tener vida y frutos. Porque, el pámpano no puede llevar fruto alguno por sí mismo separado de la vid. Pero por lo general algunos cristianos se creen capaces de llevar frutos por sí mismos, sin estar unidos por la fe a esa “vid verdadera”, que es Cristo. Es por eso que a esos frutos como se menciona en el Antiguo Testamento se les considera como uvas silvestres, tienen apariencia de buenos, pero hace falta el sabor propio del amor del Padre que los madura bajo el cuidado y la justicia de Cristo. Gálatas 5:22-23

Reina-Valera 1960 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Sin Cristo el hombre no es capaz, ni tiene fuerza ni capacidad para llevar fruto por sí mismo. Lo que producimos por sí mismo son obras de la carne: 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idola­tría, hechicerías, enemistades, iras, contiendas, disensiones, homicidios, borracheras etc.” (Gálatas 5:19). No olvidemos que la Palabra de Dios nos dice: Los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden… y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8).

Es doloroso el riesgo de no permanecer en Cristo. Lo mismo que el pámpano estéril es cortado de la vid, y una vez se seca, lo recogen para ser quemado, así le sucederá a todo aquel que no permanece unido a Cristo por medio de la fe.

Varias veces se ha referido el Señor Jesús a todos aquellos que no le aceptan como su único y perfecto Salvador… En la parábola de la cizaña, Mateo 13:41, dice: 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad.

Uno de los tropiezos más graves que le pueden ocurrir al hombre es que practique y confíe en sus propias obras y que trate de llegar a acercarse a Dios por medio de sí mismo.

1.      DEPENDENCIA DEL PAMPANO CON LA VID.

Así como los pámpanos dependen de la vid para obtener agua y nutrientes, nosotros dependemos de Jesús para recibir la gracia y la guía necesarias para vivir una vida plena y significativa. Cristo que es la vid verdadera y nosotros los cristianos somos los pámpanos, como cristianos necesitamos depender de Cristo para tener vida eterna, para tener poder, para ser fortalecidos, para producir los frutos del Espíritu, este tipo de conexión es vital: el cristiano depende de Cristo no es Cristo quien depende del cristiano, si nos apartamos corremos el riesgo de ser un cristiano sin fruto, un cristiano estéril, pero Cristo sigue siendo la vid, Cristo sigue siendo Dios. Algunos suelen confundir estar en Cristo, con ser miembro en una iglesia, o estar en una denominación, vemos personas que asisten a la iglesia, pero no están en Cristo, pueden ser parte de una iglesia local, pero no ser parte del Reino de Dios, la única forma de ser parte de la vid verdadera es manifestar un arrepentimiento verdadero y confesar que Jesús es el Señor de nuestra vida. Separados de la vid intentamos hacer cosas que solo Dios puede hacer, por ejemplo, querer resolver problemas a nuestra manera por medio de estrategias que parecen ingeniosas. No somos bendecidos por ningún esfuerzo que hagamos; sino por estar unidos a la vid verdadera. No confiemos en otros hombres que no tienen más poder que el que nosotros tenemos, en Jesús está nuestra fuerza y éxito. Lo mismo ocurre en la agricultura espiritual de Dios. Las ramas productoras de Cristo pueden volverse inútiles para cubrir un espacio sin un rendimiento apropiado para el uso del Maestro. Todas las aflicciones de los creyentes no son más que las tijeras del gran Labrador, la poda para que produzcan más fruto. La misma parábola que describe a individuos, describe también naciones. Si los creyentes cristianos son las ramas más pequeñas de la gran vid, cada una en Cristo y Cristo en ellos, las ramas más grandes de la vid pueden figurarnos entre las naciones cristianas, incluidas las familias, ya que incluyen a los individuos, pero existiendo y dando fruto por el mismo. potencia y en las mismas condiciones. Y el Labrador celestial nos purifica para que produzcamos más fruto. Comentario Biblia Plus. Algunas veces acudimos a Dios con nuestras alegrías, tristezas, a veces con nuestro dolor; pero siempre acudimos a Él. Y usted debe notar que cuanto más nos acercamos, más nos parecemos a Él. En un matrimonio cuando una pareja ha vivido una larga vida juntos, llega un momento en que los dos empiezan a hablar de las mismas cosas y a sentir y pensar de la misma manera. Lo mismo con Jesús si caminamos cerca de Él, nos apropiamos más de sus pensamientos, sus principios y sus actitudes. Y llegaremos a tener su mismo corazón. Jesús hizo hincapié en una relación mutua. No es solo que el discípulo permanezca en el Maestro; el Maestro también permanece en el discípulo. Algo de esta cercana relación se describe en el Cantar de los Cantares 6:3:Yo soy de mi amado, y mi amado es mío. Enduring Word

“Cuando nuestro Señor dice: Permaneced en mí está hablando de la voluntad, del camino a seguir, las decisiones que tomamos. Debemos decidir hacer cosas que nos expongan a Él y nos mantengan en contacto con Él. Esto es lo que significa permanecer en él.” (Boice) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: Jesús dijo esto porque los discípulos estaban tan acostumbrados a pensar en Israel como la vid y pensaban principalmente en términos de su conexión con Israel. Ahora tenían que pensar en Jesús como la vid, y hacer énfasis en su conexión con él. El propósito del pámpano es llevar fruto. Aunque hay usos para las hojas de parra, las personas no cultivan viñas para ver las hermosas hojas. Se toman la molestia de cultivar, plantar, regar y atender a las viñas para poder disfrutar del fruto. En este sentido, podemos decir que el fruto representa el carácter cristiano (como el fruto del Espíritu de Gálatas 5). La obra de Dios en nosotros y nuestra conexión con él deben ser evidentes por su fruto, y tal vez con abundante fruto.

2.      EL PADRE, EL LABRADOR

El labrador es el Padre Celestial, él cuida de la vid y de los pámpanos. El constante contacto con Él implica que nuestro ser está receptivo de Él constantemente: «Yo en él». Permanecer en Él es permanecer en su Palabra, su voluntad, y su obra, y entonces Dios obra en nosotros tanto el querer como el hacer de su buena voluntad. Los resultados para el labrador. «En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis, así, mis discípulos» (v. 8). El resultado es doble: El Padre es glorificado, y el pámpano demuestra su verdadero discipulado. Es para honra del labrador que el árbol de abundante fruto. Es también muestra de la calidad del árbol, mostrando la bondad de su carácter de acuerdo a sus acciones.

Allí donde hay un discipulado de todo corazón hay fruto y una vida glorificando al Padre. El fruto es el resultado de un fiel seguimiento a Cristo, como un testimonio de ello. Si nuestra vida es vivida en Cristo, y para Él, esa es la única vida que glorifica a Dios. «Mucho fruto» significa mucho amor, mucho gozo, mucha paz, etc.

En la agricultura el labrador de una viña no solamente siembra la semilla; el labrador de una viña tiene que estar revisando y dando un mantenimiento a la viña si desea que la viña de frutos. Nuestro Padre celestial el labrador en su infinita gracia y misericordia tiene ese mismo trabajo. Día tras día Él cuida de nosotros; día tras día Dios obra en nuestras vidas, y va podando de nosotros esas cosas que detienen nuestro crecimiento, va podando esas cosas que nos sirven de piedra de tropiezo y corrompen nuestro testimonio. Aunque algunas veces esto nos produzca dolor. El Señor dice que necesitamos ser limpiados. Necesitamos que Dios ponga Su mano en nuestra vida, y que pode de nosotros esas cosas que nos detienen. El Señor nos dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.”

Con esto aquí Jesucristo nos deja saber que una vez que le aceptamos como nuestro Rey y Salvador, que una vez que permitimos que Su palabra penetre en nuestro corazón, Él nos redime, Él nos justifica, Él nos limpia, pero que el proceso de ser un cristiano genuino no se detiene ahí. Él continúa dándonos su protección. Para poder soportar los dolores y continuar llevando frutos existe una condición que tenemos que cumplir. La palabra aquí nos dice: «Permaneced en mí, y yo en vosotros. Aquí el Señor nos dice exactamente lo que tenemos que hacer para que al atravesar por cualquier problema o prueba y continuar llevando frutos. Él nos dice: “Permaneced en mí.” Si pudiéramos hacer un inventario de nuestra vida hoy, preguntémonos, ¿estamos llevando frutos? ¿Gozamos de una comunión genuina con Dios? Y si nuestra respuesta ha sido un no, entonces debemos pensar que estamos enfermos espiritualmente o quizás hemos quedado secos. Pero si usted ha  sido injertado en el olivo natural por medio de la gracia que es por la fe en Cristo Jesús, nuestra Vid verdadera, debemos de seguir creciendo siempre unidos a Cristo nuestro Salvador. Y si usted no ha recibido a Cristo como su salvador personal le invitamos ahora a que lo acepte y se una a la vid verdadera.

  

                             

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