15 Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, 16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, 22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Lucas 3:15-17, 21-22
Notas de sermón:
Juan el Bautista se identificó por predicar el bautismo en agua para arrepentimiento. Este era necesario porque preparaba el corazón del pueblo ante la inminente venida del Mesías. Fue muy evidente que su ministerio tuvo un impacto detonante en toda la nación judía, y esto lo llevó a adquirir mucha fama, no obstante, él siempre fue consciente de que ante el poder y gloria del Mesías que venía, él no era nadie, y que su labor bautizando con agua estaba limitada y no podía ser comparada con la que llevaría a cabo el Mesías cuando les bautizara con el Espíritu Santo y fuego.
1. EEn la vida de Jesús-Mesías, es decir, de Aquel que es consagrado con la unción del Espíritu Santo (Lucas 4: 18), consideramos momentos de especial participación en los que el Espíritu Santo se manifiesta unido a la humanidad y a la misión de Cristo. El primero de estos momentos es el de la Encarnación, que se realiza mediante la concepción y el nacimiento de Jesús de María por obra del Espíritu Santo. Hay un tema relacionado con el desierto. Y es que, no es casualidad que Jesús fuera llevado al desierto después de su bautismo. Es aquí, en el evangelio de Mateo capítulo 4, donde Jesús ayuna y es tentado por, Satanás. Es una historia de la fidelidad de Jesús como Hijo de Dios. Pero, ¿por qué fue tentado? ¿Podría ser que fuera para demostrar que Jesús no tenía pecado? Es lo más seguro, y es que no tenía pecado. Probablemente Jesús estuviera haciendo algo simbólico. El viaje de Jesús al desierto fue un reflejo del viaje que hizo Israel en Éxodo y Números. Jesús ayunó durante 40 días. Israel estuvo en el desierto durante 40 años. Jesús enfrentó la tentación de; no confiar en la Palabra de Dios, poner a Dios a prueba y adorar a otros dioses. Esas fueron las mismas tres pruebas en las que Israel fracasó. Necesitamos leer Mateo 4:1-10 a la luz de Éxodo y Números. Jesús mostrará cómo es confiar en Dios y amarlo por sobre todas las cosas, obedeciendo la Palabra de Dios y estar con el poder del Espíritu Santo. www.tuinstitutobiblico.com/blog/el-desierto-y-las-tentaciones-de-jesus. En el caso de los endemoniados, no basta con limpiar la casa; sino aceptando a Cristo como Salvador.
2. Todos los evangelios nos han transmitido el acontecimiento (Mt 3, 13-17; Mc 1, 9-11; Lc 3, 21-22; Jn 1, 29-34). En Marcos leemos: «9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.» (Marcos 1: 9-10). Jesús había ido al Jordán desde Nazaret, donde había pasado los años de su vida junto a su padrastro José. No fue a Egipto a prepararse o fue donde los gurúes, ni donde los esenios, una doctrina muy diferente a la de Dios Padre, los esenios son Panteístas( Pan=todo teísta= Dios) La materia es Dios, el hombre es Dios, el viento, la naturaleza es Dios. No Dios es el creador y está separado de todo eso. No hay reencarnación, como está escrito en Hebreos 9:27 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
Antes de eso, él había sido anunciado por Juan, que en el Jordán exhortaba al «bautismo de penitencia». «7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. 8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.» (Marcos1: 7-8).
3. Pero entonces, Jesús se preparaba en la oración para aquel momento, tan significativo en la historia de la salvación, en el que se había de manifestar, aunque bajo señales representativas, el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo en el misterio de las tres personas, presente en la humanidad de Cristo como principio de vida divina. Leemos en Lucas: «21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, 22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.» (Lucas 3: 21-22). El mismo evangelista Lucas narrará a continuación que un día Jesús, enseñando a orar a los que lo seguían por los caminos de Palestina, dijo que «13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?» (Lucas 11: 13). Él mismo en primer lugar pedía este Don para poder cumplir su propia misión mesiánica: y su bautismo en el Jordán le había dado una manifestación suya especialmente visible que señalaba ante Juan y ante sus oyentes la «investidura» mesiánica de Jesús de Nazaret. El Bautista daba testimonio de él «ante los ojos de Israel como Mesías, es decir como ‘Ungido’ con el Espíritu Santo». El Espíritu de Dios está sobre Él. Nosotros debemos también tener sobre nosotros el ES para desarrollar nuestros ministerios
