Uncategorized

Un Sermón Corto #2 – Encomendado a Dios



Notas de sermón:

Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y él hará.

Salmo 37:5

Hace unos años, a un hombre en sus sesentas le fue ofrecido $200,000 dólares americanos por su motel, restaurante y gasolinera que había construido a través de toda su vida. Rechazó la oferta porque no quería jubilarse.

Dos años después, cuando tenía 65 años de edad, construyeron una autopista que desvió el tráfico de donde estaba su negocio y, como consecuencia, perdió todo

La mayoría de personas a su edad hubieran tirado la toalla. Pero no este hombre. El sabía como cocinar pollo, así que tomó su viejo y deteriorado carro y empezó a viajar por todos los Estados Unidos, intentando vender su receta de pollo a otros restaurantes.

Su recorrido fue difícil. He oído que su receta fue rechazada por más de 1,000 restaurantes hasta que, por fin alguien la quiso. A pesar de sus obstáculos, el hombre siguió hacia su meta y dentro de unos pocos años, había empezado una cadena de restaurantes por todo el país y por todo el mundo llamado Kentucky Fried Chicken. ¿Su nombre? Coronel Sanders.

Encomendarnos a Dios significa renunciar a nuestros planes egoístas, para hacer de su plan, el nuestro. Este plan va a tener que ver más con su reino que con nuestros sueños de grandeza. David nos llama a deleitarnos en el Señor y a entregarle todo lo que tenemos y hacemos. Deléitate significa experimentar gran placer y gozarse en la presencia de alguien. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.

Vamos a dividir este versículo en tres partes, para analizarlo y vivir bajo esos parámetros de obediencia y confiar plenamente en El.

I.                     Encomendarse a Dios y Renunciar a nuestros Planes.

Encomendarse es más que confiar, es cuando ya no le hayas solución al problema, y te echas en los brazos del Señor y le dices haz lo que tú quieras Señor.

De acuerdo al diccionario encomendarse es pedir ayuda a Dios.  Ante la difícil situación, solo nos queda encomendarnos a Dios y esperar que todo se solucione.

el creyente vive, en esta vida, a pesar de las pruebas y las tentaciones, con un corazón pacificado, su ser tranquilo, su conciencia alta y su intimidad pura. Las dudas no lo asaltan, porque enfrenta las dificultades de la vida con la fortaleza de su fe. No teme a lo desconocido ni desconfía de lo que le depara el futuro, porque el creyente se encomienda a su Señor, sabe que todo está predestinado por su Señor, sabe que solo lo afectará lo que estaba escrito para él, mientras que aquello que no estaba escrito para él, jamás podría pasarle, tal como lo establece Dios. (Tomado de Artículos de cómo piensan los musulmanes). «Jesús sabe que no termina todo con la muerte o con la angustia, y la última palabra de la Cruz: ¡Padre, en Tus manos encomiendo?, y muere así­. Encomendarse a Dios, que camina conmigo, que camina con mi pueblo, que camina con la Iglesia: y esto es un acto de fe. Yo me encomiendo. Dios no abandona a quienes confían en El. Los males son momentáneos y pasan.

II.                   Confiar en El Señor.

  1.  Confianza en Dios.

A lo largo de nuestra vida hemos tenido que enfrentar una gran cantidad de desafíos y problemas, algunos han sido fáciles y otros difíciles de resolver. Algunos de los problemas aun siguen presentes en nuestras vidas esperando a ser resueltos. Problemas económicos, de trabajo, personales, de nuestros hijos, de salud. Poner nuestra Confianza en Dios puede darnos el valor necesario para enfrentar los desafíos más complicados que pudieran presentarse en nuestra vida.

  1. El pecado nos separa del Amor de Dios.

Todo lo contrario el Amor a Dios nos separa del pecado. Tenemos que confiar en Dios a pesar de las circunstancias.

Cuentan que un alpinista se preparó durante varios años para conquistar el Aconcagua. Su desesperación por proeza era tal que, conociendo todos los riesgos, inició su travesía sin compañeros, en busca de la gloria sólo para él.
Empezó a subir y el día fue avanzando, se fue haciendo tarde y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo para llegar a la cima ese mismo día. Pronto oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña y ya no se podía ver absolutamente nada.
Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a unos cien metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires.
Caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y tenía la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo…y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos los gratos y no tan gratos momentos de su vida, pensaba que iba a morir, pero de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos…
Como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires sin ver absolutamente nada en medio de la terrible oscuridad, no le quedo más que gritar: «¡Ayúdame Dios mío, ayúdame Dios mío!».
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
«¿Qué quieres que haga?»
Él respondió: «Sálvame, Dios mío».

Dios le preguntó: «¿Realmente crees que yo te puedo salvar?»

«Por supuesto, Dios mío», respondió.

«Entonces, corta la cuerda que te sostiene», dijo Dios.
Siguió un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y se puso a pensar sobre la propuesta de Dios…
Al día siguiente, el equipo de rescate que llegó en su búsqueda, lo encontró muerto, congelado, agarrado con fuerza, con las dos manos a la cuerda, colgado a sólo DOS METROS DEL SUELO…
El alpinista no fue capaz de cortar la cuerda y simplemente, confiar en Dios.

En realidad el sanador y salvador es Jesucristo nuestro Señor, pero a veces depositamos nuestra confianza en el familiar o amigo que me va a ayudar, o en la institución o dinero que me va a llegar, o en fulano que hablará con el gerente para ascenderme, etc. Pero nuestra confianza debe estar puesta en Jesús pues él nunca nos fallará.

III.                 Dios lo hará

       Hoy sus sueños volverán a la vida. Créele porque no hay dificultad en Él, tus mares abrirá, porque Él lo hará otra vez. Su nombre es el gran Yo Soy, créele porque Dios lo hará otra vez.

Es posible ¡Dios lo hará posible! ten seguridad de que es así, eres testigo directo de todas esas bendiciones que ha tenido contigo y con los que te rodean. Cuando todo parezca llegar al final y no halles solución alguna Él estará ahí para iluminarte y sacarte de cualquier situación por difícil que parezca. Confiando plenamente en su grandeza lo imposible se hará posible.

No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Salmo 91:10. Pon en manos de Dios tu vida entera para que no llegue a ti mal alguno y si algo malo sucediera ten la confianza de que él está a tu lado para enfrentar con mayor seguridad lo que venga, no hay enfermedad que pueda destruir tu casa nada romperá la paz que habita en ella mientras tu fe esté puesta en Dios.

«Cuando la vida te de limones, haz limonada», escribió Norman Vincent Peale, que publicó su famoso libro titulado El poder del pensamiento tenaz en 1952. Estuvo en la lista de bestsellers del periódico The New York Times durante 186 semanas consecutivas. Gran parte de lo que enseñaba era extremadamente bueno y útil. Pero las palabras de Jesús van más allá del poder del pensamiento tenaz o positivo. 

Norman Vincent Peale dijo: «Una actitud mental positiva es una convicción de que las cosas saldrán bien y de que tú puedes sobreponerte a cualquier clase de problema o dificultad». Sin embargo, Jesús dijo: «Para Dios todo es posible» (Mateo 19:26). Esto va más lejos que el poder del pensamiento tenaz. Es el poder de Dios que hace que lo imposible sea posible. Nada es imposible para Dios (Lucas 1:37).

A veces te encuentras frente a situaciones aparentemente imposibles? Podría tratarse de una relación que pareciera haberse quebrado irremediablemente o un problema en cuanto a la salud, las finanzas o cualquier otra cosa donde pareciera imposible lograr un cambio. Con Dios siempre habrá esperanza sin importar lo mal que pinten  las cosas. Con Dios nada es imposible. Su poder hace que todo sea posible. La maravillosa respuesta de Dios es que El tomará las riendas de nuestro futuro y podemos confiar en su precioso poder para vivir confiados y seguros. Padre encomiendo mi vida a ti. Sea cual fuere la lucha que enfrentes en este momento, sin importar cuán difícil se presente la vida, más allá de lo imposible que pareciera la situación actual, merece la pena recordar su amor por ti y confiar en que «para Dios nada es imposible» (Mateo 19:26).

Anuncio publicitario

1 comentario en “Un Sermón Corto #2 – Encomendado a Dios”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.