Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
Malaquías 3:1
By Pastor Juárez
¿Habrá algo en nosotros que comprometa a Dios en favorecernos? Rotundamente No, solamente la misericordia y bondad que brota de su corazón piadoso, y nos restaura.
Una madre trabajó y sufrió mucho para criar a su numerosa familia. Uno de los hijos llegó a ser gerente de una gran empresa. Cuando la madre quedó viuda ese hijo la invitó a vivir en la casa de él: Proveyó para ella un hermoso departamento y le asignó algunos sirvientes para que la cuidaran. Después de algunas semanas notaron que la madre salía a compras y se quedaba fuera de la casa todo el día. Notaron que siempre pedía al chofer que la dejara en cierta esquina a las ocho de la mañana y que la recogiera a las cuatro de la tarde, tres días de cada semana y siempre los mismos días. Descubrieron que ella había conseguido trabajo como ama de casa. La madre explicó a su hijo que no quiso ofenderlo, pero que en verdad no estaba contenta al no tener ningún trabajo qué hacer.
Debemos recordar que el trabajo es honroso, que es una bendición, y que la pereza voluntaria es un pecado. Las bendiciones materiales que disfrutamos día a día son temporales, pero las bendiciones espirituales disponibles para nosotros en Jesús abarcan el tiempo y la eternidad, así como las cosas materiales, tienden a terminarse las inmateriales permanecen para siempre.
Amén.
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