Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.”
Mateo 4:19
By Pastor Juárez
No todo lo que llamamos arrepentimiento es genuino. Él Señor Jesús antes de ascender al cielo le dijo a sus discípulos: que todo lo que hasta el momento había acontecido era necesario para que en su nombre se predicara el arrepentimiento y perdón de pecados a todas las naciones.
El arrepentimiento, va más allá de un simple remordimiento o emoción de dolor pasajero. Es el repudio del pecado para volver a Dios. Es el cambio de la mente, y cumplir la voluntad de Dios, significa «volverse», y aquí denota volverse espiritualmente, volverse del pecado a Cristo. El arrepentimiento genuino resultará en una vida cambiada. Una persona de verdad arrepentida comienza a vivir una vida cambiada, y es un nuevo hombre, un sincero y ferviente creyente en Jesús y ese cambio de vida es el fruto del arrepentimiento. Wayne Grudem lo explica de la siguiente manera: Es importante darse cuenta que la simple tristeza por nuestras acciones, o aun el remordimiento profundo por nuestras acciones, no constituye un arrepentimiento genuino a menos que vaya acompañado por una decisión sincera de olvidarse del pecado que se ha estado cometiendo contra Dios. Esta es la razón por la que Juan el Bautista exhortaba a la gente con estas palabras, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8).
Una persona que se ha arrepentido verdaderamente y ha pasado de rechazar a Jesucristo a creer en Él, lo hará evidente por un cambio en su vida.