El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Apocalipsis 2:17
Notas de sermón:
Cuando el pueblo de Dios obra con justicia, las naciones se ven obligadas a observarlo con atención. Hasta los reyes han de reconocer que Dios utiliza a Jerusalén y que los gobiernos de ellos resultan insignificantes en comparación con el Reino de Dios (Isaías 49:23).
Hoy en estos tiempos saturados de la gran tecnología, los nombres que se están dando a los niños recién nacidos van por el mismo o peor camino. Ya hay hoy niños que llevan el nombre de: Excel, Eudora, Yahoo, Ford, Tsunami y Mitch. Ya hay personas que así se llaman. He oído de nombres raros dados a los niños como Clinton Martínez, Maybelline, Zayonara, Bitcoin, Everst, Nepomuzemo. Cuanto sufren las personas cuando tienen que pronunciar sus nombres en público dados por los padres.
En la Biblia encontramos que los nombres colocados a las personas tenían un gran significado. Pero Dios nos hace una gran promesa, Dios nos dará un nuevo nombre cómo símbolo de una identidad celestial. De seguro que ese nombre jamás nos avergonzará. Lo que nos queda es dar gracias por el que tenemos y sirvamos a Dios, ya que su verdadera identidad está en Él.
I. ¿Los cambios de NOMBRE que significan y por qué?
Cuando Dios cambiaba el nombre de una persona y le daba uno nuevo, generalmente era para establecer una nueva identidad. Dios cambió el nombre de Abram, que significa «padre enaltecido», por el de «Abraham», que significa «padre de una multitud» (Génesis 17:5). Dios cambió el nombre de Jacob, que significa «suplantador», por el de «Israel», que significa «tener poder con Dios» (Génesis 32:28). Esto ocurrió después de que Jacob tomó la primogenitura de Esaú (Génesis 25), robó su bendición (Génesis 27), huyó de su hermano y se fue donde su tío Labán (Génesis 28), se casó con Lea y Raquel (Génesis 29), huyó de Labán (Génesis 31) y, luego, luchó con Dios mientras se preparaba para encontrarse con Esaú. En el nuevo testamento, Jesús cambió el nombre de Simón, que significa «Dios ha escuchado», por el de «Pedro», que significa «piedra», cuando por primera vez lo llamó para que fuera Su discípulo (Juan 1:42). Fue Pedro quien declaró que Jesús era «el Mesías, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:16). Jesús le respondió, «Simón, hijo de Jonás», diciendo que él había sido bendecido porque Dios le reveló la identidad de Jesús como Mesías. ¿Por qué Dios escoge nuevos nombres para algunas personas? La biblia no nos da Sus razones, pero quizás era para hacerles saber que estaban destinadas para una nueva misión en la vida. El nuevo nombre era una manera de revelar el plan divino y también para asegurarles que el plan de Dios se cumpliría en ellos. Especialmente los nombres dados por dirección divina tenían significado profético. Por ejemplo, en el caso del Hijo de Dios, el nombre “Jesús” significa “Jehová es salvación” y señaló proféticamente a su papel como Salvador o el medio de salvar de Dios. Mat. 1:21; Luc. 2:30. Los nombres que se daban a los niños a menudo tenían en combinación la palabra para Dios (Él) o una abreviatura del nombre divino Jehová. Estos nombres podían expresar la esperanza de los padres o reflejar su aprecio por haber sido bendecidos con prole. Algunos ejemplos son Jedías (“que Jah dé gozo”), Jeberequías (“Jah bendice”), Jonatán (“Jehová ha dado”) y Daniel (“Dios es [mi] juez”). A veces los niños recibían nombres de animales y plantas. Algunos de estos nombres son Débora (“abeja”), Jonás (“paloma”) y Susana (“lirio”).
I. El Señor da al creyente un nuevo nombre
Cuando Dios creó al mundo, no sólo hizo que todas las cosas existiesen, sino que también les dio un nombre: “llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche… llamó Dios a la expansión Cielos” (Génesis 1:5-8). Esto también puede aplicarse a cada estrella: “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará” (Isaías 40:26).
Si así es para la creación, ¡Cuánto más para los hombres y mujeres! “Yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá” (Isaías 56:5).
Dios tiene un nombre para cada uno de nosotros. Cada persona es única ante sus ojos. Aquel que cree en Jesús descubre que su nombre, su verdadero nombre, está escrito en los cielos (Lucas 10:20), Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Gravado en las palmas de las manos del Señor (Isaías 49:16). He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
Ese nombre corresponde al conocimiento perfecto que Dios tiene de nuestra identidad, y del plan que tiene para nosotros, como Creador y Padre. Ese nuevo nombre que “ninguno conoce sino aquel que lo recibe” pronto nos será revelado. Los tiempos actuales son tiempos proféticos y por tanto nos acercamos al cumplimiento de la segunda venida de Cristo, nos está haciendo un llamado para vencer y que nos separemos de los deleites del mundo y acudamos a los pies de Cristo. Si vencemos, Dios nos dará el Maná escondido. El maná es la promesa del sustento no terrenal, sino el sustento por fe. Dios quiere cambiarle el nombre a usted también, Dios quiere hacerle nueva criatura en Cristo Jesús, “DE MODO QUE SI ALGUNO ESTÁ EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES; LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUÍ TODAS SON HECHAS NUEVAS”, 2da. Corintios 5: 17. Es necesario vestirse del nuevo hombre, creado según Dios, “Y VESTÍOS DEL NUEVO HOMBRE, CREADO SEGÚN DIOS EN LA JUSTICIA Y SANTIDAD DE LA VERDAD”, Efesios 4: 24.
Pero hoy Dios nos exhorta a nacer de nuevo en Cristo, y esto es a todos, a creyentes y no creyentes, porque el rumbo actual de esta sociedad no luce optimista, más bien luce tenebrosa e incierta. En el cielo tendremos un nombre nuevo, el cual estará escrito en una piedrecita blanca, “EL QUE TIENE OÍDO, OIGA LO QUE EL ESPÍRITU DICE A LAS IGLESIAS. AL QUE VENCIERE, DARÉ A COMER DEL MANÁ ESCONDIDO, Y LE DARÉ UNA PIEDRECITA BLANCA, Y EN LA PIEDRECITA ESCRITO UN NOMBRE NUEVO, EL CUAL NINGUNO CONOCE SINO AQUEL QUE LO RECIBE”, Apocalipsis 2: 17. La victoria comienza en el oído (“el que tiene oído, oiga”). Grandes batallas, grandes negocios, grandes naciones, muchos ministerios y vidas se han perdido por no oír bien, o hacer las cosas a la manera de los hombres y no a la manera de Dios. Por eso recordemos que la Palabra de Dios nos dice: “oirá el sabio y aumentará el saber”.
UN NOMBRE NUEVO. Dios nos dará el Maná escondido. El maná escondido es algo que usted recibe ya en esta vida. Corresponde a su vida que no se ve. Es ese lugar allí dentro, donde nadie conoce lo que sucede a excepción de usted y Dios. Es allí donde usted es tentado a pensamientos mal sanos, al orgullo, a la mentira, etc. Es allí donde lucha y vence sobre las tentaciones recibiendo ese maná. Este alimento secreto no es otra cosa más que la energía divina, que es capaz de proveer sustento en las más inimaginables y peligrosas circunstancias.
El maná escondido es la ayuda que usted recibe cuando la pide en estos tiempos de incertidumbre. Es el alimento que recibe, el poder de lo alto. Este maná es dado a todos los que lo piden, a todos los que tienen un anhelo de ser libres del pecado. El maná escondido da fortaleza y gozo en esta vida. En la época en que se escribió el Apocalipsis, una piedrecita blanca era el símbolo de inocencia. Cuando una persona era juzgada en el tribunal por un delito, una piedrecita blanca significaba inocente, y una piedrecita negra culpable. Para el creyente recibir una piedra blanca significa que está libre de la condena. Ha sido probado y ha sido hallado digno. La piedrecita blanca es un símbolo de lo que el creyente ha sido a través de la fidelidad y la determinación para vencer el pecado. Es una fe y pureza con determinación. Aquí en la tierra se prueba la fe – porque en la eternidad ha sido probada; ha resistido la prueba. Su nuevo nombre está escrito en esta piedra hecha de fe de granito.
Este nombre refleja las batallas en las que usted ha estado, y los sufrimientos que ha padecido en esta vida. Ilustra en quién usted se has convertido por causa de su fidelidad y gracia de Dios. (2 Pedro 1,4) por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
Reconoce qué batallas usted tuvo que soportar para llegar hasta allí, y le reconocerá inmediatamente en el nombre. Este es el último símbolo de la victoria y la transformación.
Todo esto es prueba de que su fidelidad es muy estimada por Dios. Este nuevo nombre, que sólo Él y usted conocen, es su testimonio espiritual; es como Dios le ve. Él no ve lo que ha sido según su naturaleza humana. Él ve la nueva creación en usted, el resultado de su fidelidad hacia Él y sus mandamientos. (2 Corintios 5,17) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y esto es lo que será por la eternidad. No más luchas para vencer el pecado, ¡sino una nueva criatura para vivir en pureza eterna!
Venga a Cristo, y podrá esperar también cielos nuevos y tierra nueva, “PERO NOSOTROS ESPERAMOS, SEGÚN SUS PROMESAS, CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA, EN LOS CUALES MORA LA JUSTICIA”, 2da. Pedro 3: 13.
El nombre nuevo es el nombre de la adopción: cuando el Espíritu Santo muestra su obra en el alma del creyente, él comprende el nombre nuevo y su verdadera importancia. Comentario Matthew Henry
Las piedras especiales se usaban también como trofeos para varios propósitos, tales como premiar a los vencedores en los juegos. Un nombre nuevo se refiere al carácter dado por Cristo. Comentario Biblia Plenitud
Dios tiene un nombre para cada uno de nosotros. Cada persona es única ante sus ojos. Aquel que cree en Jesús descubre que su nombre, su verdadero nombre, está escrito en los cielos (Lucas 10:20), Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Acepte a Cristo Jesús como su Salvador personal, las promesas de Cristo nunca fallan.
