Sunday Morning Service

Sermón de la Mañana #131 | RECLAMO DE LA NATURALEZA



45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama este. 48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. 51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.

Mateo 27:45-53

Pastor Jose Juarez

Notas de sermón: 

Cuando Jesús se encontraba agonizando en la cruz dio unas palabras que se convirtieron en un último mensaje antes de abandonar su cuerpo.

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen – Lucas, 12:34.

Hoy estarás conmigo en el paraíso – Lucas, 23:43.

Mujer, he ahí tu hijo. Hijo, he ahí tu madre – Juan, 19:26-27.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? – Marcos, 15:34.

¡Tengo sed! – Juan, 19:28.

Todo está consumado – Juan, 19:30.

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu – Lucas, 23:46.

Pero al morir la misma Naturaleza reclama tal injusticia cometida contra Él. En ese día sucedieron unos eventos que nos dejan sorprendidos a la comunidad cristiana.

Y es que cuando hablamos de la crucifixión, nos estamos refiriendo al castigo de los peores malhechores, y esta acción se aplicaba como un castigo que se hacía con una clara demostración de sufrimiento y mucha crueldad, y Jesús sufrió ese castigo como el plan de Dios para salvar a la humanidad. Durante la crucifixión de Jesús la naturaleza no fue indiferente ante este hecho, ya que la Escritura habla que durante este momento la tierra fue oscurecida de forma total, ya que el sol se ocultó.

1.- Hubo Tinieblas sobre toda la tierra:                                                            Mateo 27:45

45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.

Esto nos recuerda a la plaga enviada a Egipto antes que llegara la muerte de los primogénitos de Egipto, y que solo fueron salvados los hebreos que colocaron en el dintel de sus casas la sangre del cordero sin defecto para no sufrir la muerte. Éxodo 10:21-22

Estas densas tinieblas durante la crucifixión de Jesús, nos permiten una comparación de una sangre que permitiría ser esa, como aquella que fue colocada por los hebreos en sus dinteles, y ser salvados de la muerte. Es por eso que la sangre del Cordero de Dios, viene a salvar a la humanidad, de la muerte, consecuencia de la maldad y el pecado que practican. El Dr. John Gill lo describe así: Era un emblema de la ceguera judicial y la oscuridad de la nación judía; y significó, que ahora era la hora y el poder de la oscuridad, o el momento para el Príncipe de la Oscuridad, con sus principados y poderes, para esforzarse; y fue una representación de esa oscuridad que ahora estaba en el alma de Cristo, expresada en el siguiente verso; así como del eclipse de él, el sol de la justicia, de la gloria de su persona, tanto por su encarnación como por sus sufrimientos. Y nos sigue diciendo: El sol, por así decirlo, escondiendo su rostro, se negó a dar la luz y el calor; y, sin embargo, podría estar en la detestable atrocidad del pecado que los judíos estaban comprometidos, y como expresivos de la ira divina y el resentimiento. Durante las tres horas que duraron las tinieblas, Jesús estuvo en agonía, luchando con los poderes de las tinieblas, y sufriendo el disgusto de su Padre contra el pecado del hombre, por el que ahora ofrecía su alma. Nunca hubo tres horas semejantes desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra, nunca una escena tan oscura y espantosa; era el punto de inflexión de ese gran asunto, la redención y la salvación del hombre. (Comentario Bíblico de Matthew Henry) Es posible que Dios no quería que nadie mirara el sufrimiento de Su Hijo. Alguien dijo: Durante esas tres horas, Dios trajo el infierno a la tierra. Esta era la copa que Jesús sabía que tenía que beber, y quería rechazar en el jardín y dijo: «Si hay alguna manera, pase de mí esta copa». Era Dios viniendo en tinieblas y juicio. Durante esas tres horas se silenció la burla. No se registra burla alguna. De hecho, nadie habla. No hay registro de que nadie hable, ni siquiera Jesucristo. En esas tres horas Jesús sufrió el infierno eterno por todos los que creerían. (Tomado de Gracia a vosotros) El enemigo de Dios había sido vencido, así como el pecado y la muerte. La luz del mundo que se apagó en la cruz resplandece más fuerte en la resurrección y brilla hoy para arrebatar a muchos de las tinieblas, para llevarlos al reino de la luz. Escuela Bíblica. Dios lo ve todo, pero esta escena era tan dolorosa que no quería ver lo que estaba sucediendo a su hijo.  Y todo eso lo hizo por nosotros,  Para que nosotros no muriésemos.

2.- Hubo un Terremoto:                                                                                 Mateo 27:46-51

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama este. 48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.

51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;

·       Mateo nos está sugiriendo que se trataba de otro evento sobrenatural. Dios estaba involucrado, Dios hizo temblar la tierra. Por un acto de su voluntad, en un momento preciso, Dios tocó la tierra y la sacudió.

Nuestro Padre eterno se involucra y crea ese ruido producido por el terremoto para que ninguno de los presentes pueda escuchar el lamento de Cristo.   Consideremos los otros hechos milagrosos que tomaron lugar en ese momento, llegamos a la conclusión de que ese temblor es una parte del escenario más grande de ese acontecimiento que sucede en el cosmos. Veamos tres horas de oscuridad, el desgarro de la gran cortina que divide el Lugar Santo del Lugar Santísimo, el grito victorioso y la manera en que Cristo murió, la división de las rocas y la apertura de fosas seleccionadas, todo esto nos indica la participación de algo sobrenatural y nos indica que Dios lo hizo. Y todo lo hace por la humanidad, para que el hombre no muera. El terremoto es tan fuerte que parte las rocas. Es tan fuerte que hasta algunas tumbas que están fuera de Jerusalén se abren, y los cuerpos que hay en ellas quedan a la vista. Las personas que ven los cuerpos fuera de las tumbas entran en “la ciudad santa” y cuentan lo que acaba de ocurrir (Mateo 27:51-53).

Cuando Jesús muere, la larga y pesada cortina que divide el lugar Santo del Santísimo en el templo de Dios se rasga en dos, de arriba abajo. Con este fenómeno tan impresionante Dios muestra su ira contra los que han matado a su Hijo. Además, significa que a partir de ese momento queda abierto el camino para entrar en el lugar Santísimo, es decir, en el cielo (Hebreos 9:2, 3; 10:19, 20). La gente se asusta mucho y, regresan impactados por estos extraordinarios sucesos, regresan a sus casas “golpeándose el pecho”, un gesto que indica su intenso dolor y vergüenza (Lucas 23:48). Entre las personas que observan todo esto a cierta distancia hay muchas seguidoras de Jesús que en ocasiones viajaban con él. Ellas también se sienten profundamente conmovidas por estos acontecimientos tan importantes. Dios puede usar los terremotos en juicio. Todos los fenómenos naturales —terremotos, vientos, tormentas, lluvias, granizos y demás— están bajo el control divino soberano y son parte de su arsenal para gobernar al mundo con justicia. Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico. Ahora, situados ante ese momento del Calvario, cuando Jesús ya ha muerto y no se ha manifestado todavía la gloria de su triunfo, es una buena ocasión para examinar nuestros deseos de vida cristiana, de obediencia; para motivarnos con un acto de fe ante nuestras debilidades, y confiando en el poder de Dios, hacer el propósito de poner dinamismo en el andar con Cristo. El saber que somos pecadores, debe conducirnos al dolor, a una decisión más seria y más profunda de ser fieles, de identificarnos con seriedad con Cristo, de perseverar, cueste lo que cueste en nuestro caminar. Que estos fenómenos sobrenaturales nos hagan recordar que la vida cristiana encuentra su sentido en Dios. Fuimos establecidos en la Tierra para entrar en comunión con Dios. Jesús nos ha prometido la casa de Dios Padre, que nos espera al final del camino. Esos fenómenos nos permiten gloriarnos en el trofeo de la Cruz, el anticipado triunfo de Cristo: el Redentor del mundo, al ser inmolado, vence. Dios, que es dueño de todo lo creado, no afirma su presencia con la fuerza de las armas, y ni siquiera con el poder temporal de los fenómenos naturales, sino con la grandeza de su amor infinito. Es necesario que nos metamos de lleno en las escenas que revivimos durante estos fenómenos y acercarnos a Jesús y que los sucesos divinos y humanos de la crucifixión penetrarán de esta forma en el alma, como palabra que Dios nos dirige, para desvelar los secretos de nuestro corazón y revelarnos lo que espera de nuestras vidas. Ante los acontecimientos de la Cruz, el dolor de nuestros pecados, y de los pecados de la humanidad, que llevaron a Jesús a la muerte; aumentemos nuestra fe, para profundizar en esa verdad sublime que sobrepasa todo entendimiento y para admirar el amor de Dios, Cristo resucitado vencerá en nosotros, y la muerte se transformará en vida.

CRISTO MURIO PARA QUE NOSOTROS PUDIERAMOS VIVIR

1Pedro 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

Este es el propósito de Dios para nosotros, y el compromiso de Dios detrás del propósito respaldado por la muerte de Jesús por nosotros. El propósito de Dios para nosotros se expresa así: “que muramos al pecado y vivamos a la justicia”. Lo que facilita nuestra muerte al pecado es la obra de la cruz convenciéndonos que Dios está comprometido con nosotros como un Dios poderoso. Estamos viviendo en pecado, y creyendo en el pecado, y siguiendo al pecado, hasta que la cruz nos da el amor vencedor de Dios y nos constriñe a ver que nos estamos desviando; estamos errando; nos estamos destruyendo en el camino del pecado. Y cuando la cruz libera ese poder en nosotros, morimos al pecado. Y despertamos a la realidad de la justicia.  Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo y a través de su resurrección ahora tenemos una esperanza viva que nos alienta a vivir con la expectativa de su segunda venida en la que la restauración será final y eterna.

Entregue su vida a Cristo y permita que en medio de las pruebas nos ayude a mantener nuestra mirada en Él, pues es Él quien nos consuela con su amor.

  

                             

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