Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
Hebreos 10:22
By Pastor Juárez
La adoración debe nacer de un corazón sincero, esto es, con una totalidad franqueza de propósito, debe estar basada en la seguridad del poder justificador de la sangre de Cristo. Por fe tengo que reconocer que es así. Tengo que verme como Dios me ve.
Guillermo Dawson refirió una cierta ocasión esta historia para ilustrar cuan humilde debe de mostrarse el alma antes de que pueda hallar la paz. Dijo que en unos cultos de avivamiento, un jovencito que estaba acostumbrado a las peculiaridades de los metodistas, dijo a su madre al volver de uno de los cultos: -Madre, don Fulano de Tal, está arrepentido y buscando la paz con Dios; pero no la encontrará esta noche. Y preguntó la madre: -¿Por qué dices eso, hijo? -Porque solo tenía doblada una rodilla, madre; y no hallará la paz mientras no doble las dos. Y en verdad, mientras la convicción de pecado no nos humille por completo, y hasta que perdamos toda confianza en nosotros mismos no podremos hallar al Salvador.
Busquemos a Dios con sinceridad de corazón y confiando llenos de fe en su gran misericordia.
Amén.
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