Orad sin cesar.”
1 Tesalonisenses 5:17
By Pastor Juárez
Alguien dijo que era una hipocresía orar cuando no sentimos deseos de hacerlo. En la vida del creyente encontramos un obstáculo muy sutil para la oración que son los estados de ánimo. La oración de Martín Lutero nos enseña, que si el alma persevera en una vida de oración, vendrán tiempos en que éstas épocas de sequedad espiritual pasarán y el alma saldrá de ahí a lugares refrescantes, leamos la siguiente ilustración:
“Omnipotente y eterno Dios, ¡qué terrible es este mundo! ¡Cómo quiere abrir su quijadas para devorarme! ¡Y qué débil es la confianza que pongo en ti! Dios mío, protégeme en contra de la sabiduría mundanal. Lleva a cabo la obra, puesto que no es mía; sino tuya. No tengo nada que me traiga aquí, ni tengo controversia alguna con estos grandes de la tierra. Desearía pasar los días que me quedan de vida, tranquilo, feliz y lleno de calma. Empero, la causa es tuya; es justa, es eterna. ¡Dios mío, ampárame, tú eres fiel y no cambias nunca! No pongo mi confianza en ningún hombre. ¡DIOS MIO, DIOS MIO, ¿NO ME OYES? ¿ESTAS MUERTO? NO; NO ESTAS MUERTO; más te escondes. Dios mío ¿dónde estás? Ven, ven. Yo sé que me has escogido para esta obra. ¡Levántate, pues y ayúdame! Por amor de tu amado Hijo Jesucristo, que es mi defensor, mi escudo y mi fortaleza, ponte de mi lado. Estoy listo, dispuesto a ofrecer mi vida, tan obediente como un cordero, en testimonio de la verdad. Aun cuando el mundo estuviera lleno de diablos; aunque mi cuerpo fuera descoyuntado en el ‘potro’, despedazado y reducido a cenizas, mi alma es tuya: tu Sagrada Escritura me lo dice. Amén. ¡Dios mío, ampárame! Amén”. (Oración de Martín Lutero antes de presentarse ante la dieta de Worms)
Si usted no siente el deseo de orar, ahora es el momento que necesita orar más que nunca.