Porque sacia al alma menesterosa, Y llena de bien al alma hambrienta.”
Salmo 107:9
By Pastor Juárez
No importa cuán extrema sea nuestra necesidad, Dios puede irrumpir en ella para ayudarnos. Cuando la península de Corea estaba en sus «buenos tiempos» la vida era extremadamente difícil; tanto así que en una familia un vaso de leche tenía que ser compartido por todos los niños que hubiera en ella, y eso era considerado como un lujo en la alimentación. Cada niño estaba acostumbrado a la escasez de leche, y ya sabía que tanto debía beber cuando la tenían.
Durante la guerra que hubo en Corea (de junio de 1950 a junio de 1953), muchos niños se extraviaron, y se dio el siguiente caso: Una enfermera de la Cruz Roja encontró a uno de tales niños, y al verlo perdido lo recogió, y dándose cuenta que estaba hambriento, le dio un vaso de leche. El niño ansiosamente comenzó a beber; de repente dejó de hacerlo, y preguntó a la enfermera cuántos «traguitos» podía beber. La enfermera, conmovida y con lágrimas en los ojos, le dijo: «toda es para ti, bébela toda.»- Duke K. McCall. (web de recursos cristianos)
Nuestro Señor Jesús, viene a revelarse en los hambrientos, dándoles de comer, quiere que los hombres tengan pan y casa y poder compartirlo con los demás. Cristo Jesús aseguró que Dios Padre contestaría la oración por el pan de cada día de sus siervos fieles y cuidaría de aquellos que pusieran el Reino en primer lugar.
Amén.
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