Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Mateo 1:21
Notas de sermón:
He tomado parte de este sermón de Charley Spurgeon en uno de sus sermones y dice: La persona a quien
ese nombre fue revelado inicialmente fue José, un carpintero, un varón humilde, un obrero desconocido y sin
distinción salvo por la justicia de su carácter. Al artesano de Nazaret le fue comunicado inicialmente este
nombre. Por tanto, no es un título que deba ser monopolizado por los oídos de príncipes, sabios, sacerdotes,
guerreros o varones ricos; es un nombre que ha de convertirse en una palabra familiar entre la gente común.
Él es el Cristo del pueblo pues desde la antigüedad se dijo de Él: “He exaltado a un escogido de mi pueblo”.
Que cada carpintero y cada obrero de todo tipo se regocijen en el nombre de Jesús con todas las demás
clases de hombres. Hay consuelo en el mensajero que dio a conocer ese nombre a José, pues fue el ángel del
Señor quien, en las visiones de la noche, musitó a sus oídos ese nombre encantador; y desde entonces los
ángeles están aliados con los hombres y se reúnen bajo un mismo estandarte movidos por la misma consigna
igual que nosotros: el nombre de Jesús. ¿Envió Dios el nombre mediante un ángel y se deleitó el ángel al venir
con él? Entonces hay un vínculo de simpatía entre nosotros y los espíritus angélicos, y hemos venido en este
día no únicamente “a la congregación de los primogénitos”, sino “a la compañía de muchos millares de
ángeles” que consideran ese nombre con amor reverente.
I. EL NOMBRE DE JESÚS
El ángel trajo un mensaje de Dios, y dijo: “Llamarás su nombre Jesús”. Es un nombre que, como quien lo
lleva, ha descendido del cielo. Nuestro Señor tiene otros nombres de oficio y de relación, pero éste es
especial y peculiarmente Su propio nombre personal, y es el Padre quien le ha llamado así. Por tanto,
tengan la seguridad de que es el mejor nombre que pudiera tener. Dios no le habría dado un nombre de
un valor secundario o acerca del cual hubiera una traza de deshonor. El nombre es el más excelso, el más
brillante y el más noble de los nombres: ser un Salvador es la gloria de nuestro Señor. Al mejor ser nacido
jamás de mujer Dios le ha dado el mejor nombre que algún hijo de hombre pudiera llevar. JESÚS es el
nombre más apropiado que nuestro Señor pudiera recibir. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo
sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla
de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; Filipenses 2:9-10.
En el plan dispuesto por Dios, Jesús lleva un nombre que alude a la salvación: “Dios libera”, porque Él es en
realidad lo que el nombre indica, es decir, el Salvador. Lo atestiguan algunas frases que se encuentran en
los Evangelios, escritos por Lucas: “…os ha nacido… un Salvador” (Lc 2, 11), y por Mateo: “Porque salvará
al pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21)
II. NUESTRO SEÑOR FUE REALMENTE LLAMADO POR EL NOMBRE DE JESÚS POR EL HOMBRE.
Ella (María) dará a luz un hijo, y tú (José) llamarás su nombre Jesús”. El Dios del cielo, por Su ángel, asigna
el nombre del niño, pero su presunto padre tiene que anunciarlo. Tanto José como María, según el
mandato divino, se unieron en llamar al niño por el nombre designado. Vean, entonces, que el nombre
que es escogido por Dios es plenamente aceptado por seres humanos instruidos. Los que son enseñados
por Dios reconocen jubilosamente que Cristo es salvación, y sin mediar pregunta le dan el nombre
bien amado de Jesús, el Salvador. Los primeros cristianos hablaban con naturalidad de Jesús. Mediante
numerosos signos Jesús nos ha demostrado que él tiene poder divino sobre la naturaleza, los demonios, el
pecado y la muerte. El origen divino de la misión de Jesús se reveló en la Resurrección de los muertos. Así
que, creo que la escritura nos ha ofrecido evidencia suficiente, de que la idea de llamarlo por el nombre de
Jesús está en las escrituras y que siempre ha sido así, desde el principio. En las Escrituras, podemos ver
que Dios quiere que lo reconozcamos como su hijo, y sobre todo; quiere que sepamos, que Él es un padre
amoroso y misericordioso.
III. ESTE NOMBRE DE JESÚS IDENTIFICA A NUESTRO SEÑOR CON SU PUEBLO.
“Llamarás su nombre JESÚS”, porque ese nombre declara Su relación para con Su pueblo. Es para ellos
que Él es un Salvador. No sería Jesús si no tuviese un pueblo; no podría serlo, pues no podría haber ningún
Salvador si no hubiese nadie que deba ser salvado, y no podría haber ningún Salvador del pecado si no
hubiese pecadores. Noten, la conexión de suprema importancia revelada aquí entre nuestro Señor y Su
pueblo puesto que Su nombre mismo pende de allí: Su nombre propio, personal, no tiene ningún
significado aparte de Su pueblo.
“Él salvará a Su pueblo”. No dice el pueblo de Dios, pues entonces se habría entendido que se refería
únicamente a los judíos: o se habría supuesto que se refería a algunas personas buenas y santas que
pertenecían a Dios, aparte del Mediador; pero “él salvará a Su pueblo”, los que son Suyos y le pertenecen
personalmente. Estos son evidentemente un pueblo muy peculiar, un pueblo apartado como el propio
tesoro de Cristo; son un pueblo que pertenece al Dios encarnado: el pueblo de Emanuel. Quien acepta a
Jesucristo como Salvador y Señor, se convierte en una parte del pueblo de Dios. La relación no viene a
través de la asistencia a la iglesia o de las buenas obras. Jesús vino por toda la humanidad, no sólo para
salvar a Israel. La única manera de llegar a ser pueblo de Dios es poniendo nuestra fe en Jesucristo, quien
por medio del sacrificio en la cruz nos reconcilió con Dios, redimiéndonos del pecado en el cual estábamos
esclavos y por consecuencia, separados de Dios. Pero ahora podemos decir que gracias a Cristo nosotros
hemos pasado a formar parte del pueblo de Dios. Acepte a Jesucristo como salvador y Señor para sea
usted parte del pueblo de Dios y obtenga la Vida Eterna. Le invito porque hoy es el día.