Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.”
Deuteronomio 11:14
By Pastor Juárez
La Palabra de Dios siempre franca y fresca, nos aconseja y nos enseña cosas maravillosas, siempre y cuando obedecemos la voluntad del Señor. La lluvia es gracia de Dios, llega hasta que Dios la causa, por eso es divina. Llega cuando Dios le ordena. Dios riega su propia siembra.
Gracias al Señor que no solamente pensó en saciar nuestra sed; sino que preparó las plantas que servirán de alimento a los hombres. Visitas la tierra, y la siegas; En gran manera la enriqueces; Con el Rio de Dios, lleno de aguas, preparas el grano de ellos, cuando así lo dispones. Salmo 65:9 Dios es un Padre amoroso que con la lluvia presenta grandes bendiciones que presagian la fertilidad de la tierra. Cada año con la lluvia el creador sella su alianza del hombre con la naturaleza, para bendecir y multiplicar sus cosechas. Pero también existe otra lluvia, la llamada lluvia de gracia que también viene de Dios, de las alturas al hombre. Y llega al corazón del hombre para ablandarlo y que lo llene de esa lluvia para dar frutos.
Necesitamos esa lluvia para que nos limpie de los problemas que tenemos como los malos hábitos, rebeldías, prejuicios, etc. Necesitamos esa lluvia para que, así como a las plantas las renueva en un verde de la estación de lluvias. Señor, así como esa lluvia empapa la tierra y la fecunda, empápame de tu Palabra para la predicación de tu Reino.