Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Efesios 6:12
By Pastor Juárez
Los demonios tuvieron mucha actividad en el ministerio de nuestro Señor Jesús. Y tal parece que su actividad aun es evidente en el siglo veintiuno. Vemos la evidencia de prácticas ocultas, como la hechicería, la astrología, movimientos religiosos que en su práctica no hay diferencia a las mismas que se realizaban en sus ritos espirituales, en aquella época, cambiando únicamente sus nombres.
Todo el tiempo ha existido una batalla entre el reino de Dios y el de satanás. El de Cristo y el anticristo, El Espíritu Santo y el espíritu de mentira, los profetas de Dios y los falsos profetas. Esa lucha se hace evidente en nuestro tiempo. Por eso el apóstol Pedro nos advierte que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8) Satanás siempre está al acecho de sus víctimas, para presentarnos alguna tentación en la que podamos caer. Por lo general no consideramos la presencia de satanás, ni nos dedicamos a discernir las situaciones que se nos presentan, y que están en contra de la voluntad de Dios. La Palabra de Dios nos manifiesta el mundo espiritual que no podemos ver, tan real como el mundo terrenal en que vivimos: “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:18 Reina Valera 1960
Tomemos en cuenta también que no toda tentación nace del enemigo sino también de nuestra naturaleza pecaminosa. Lo importante es tener conciencia de la presencia del enemigo y procurar que la misma no nos afecte, y que lo haga con el mínimo daño posible.