Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.”
Ezequiel 36:26
Notas de sermón:
He aquí un portento del amor divino. Cuando Dios hace a Sus criaturas, lo que hace es bueno en gran manera. Comenzar un nuevo año, posiblemente para muchos no signifique nada. Simplemente lo verán como un día más como todos los demás. Sentirán que no vale la pena hacer nuevos planes ni emprender nuevos proyectos, convencidos que lo que no se logró el año pasado, tampoco deberían intentar hacerlo en el año nuevo. Para nosotros como creyentes que afirmamos que detrás del tiempo y del espacio hay un Creador amoroso, el cambio de un día, de una semana, de un mes y de un año, son acontecimientos significativos. La creación tiene un propósito y hay eventos que nos permiten detenernos, mirar hacia atrás, pasar balance, luego mirar hacia delante y comenzar de nuevo. En este pasaje Dios se refiere a nuestro corazón que no percibe las normas, sentimientos o emociones, en el cual se asientan nuestras actitudes y emociones. Se refiere a la mente, los pensamientos, sentimientos y al intelecto en general y establece diferencia entre dos estados de nuestro corazón: el de piedra y el de carne. Dios quiere darnos un corazón nuevo. Un corazón de piedra es necio, soberbio y orgulloso. Se encuentra endurecido a causa de los malos momentos, las falsedades, engaños y etapas difíciles que le ha tocado afrontar; es obstinado y anda en sus propios caminos. Por otro lado, el corazón de carne es moldeable, tierno, sumiso y obediente, este responde correctamente al deseo de Dios.
I. HAY UNA GRAN NECESIDAD EN EL HOMBRE DE ESTA GRANDIOSA PROMESA.
La Palabra de Dios nos enseña que el centro controlador de una persona es su corazón. Y también nos declara el estado en que se encuentra: “engañoso y perverso”.
Estamos necesitados que Dios haga un trasplante de corazón en nuestras vidas, necesitamos entregar ese corazón perverso que se ha contaminado de tanta corrupción, de tanta maldad. Necesitamos ser limpiados totalmente, y para ello necesitamos retomar el camino de regreso a la integridad, paso a paso, comenzando con pelear con la pureza de nuestros pensamientos y por la pureza de nuestros ojos. Dios quiere poner en nuestro corazón sus mandamientos, para que podamos enseñar a otros y quiere poner sabiduría, para que podemos guiar a otros en la lucha por nuestra integridad. Veamos esto. Una vez que Dios ha hecho un cambio en tu corazón, lo único que te pide es que cuides tu corazón, que cuides todo lo que le permites entrar.
Un año nuevo es signo de seguir viviendo, de que Dios sigue confiando sus planes en nosotros y de que aún hay mucho por hacer. Debemos aprender a mirar el año nuevo cómo la oportunidad maravillosa que representa. Es un buen momento para llevar a cabo proyectos dirigidos por Dios, para encaminar con más fuerza que nunca nuestras vidas y para seguir compartiendo. Que el día de hoy, el Espíritu lleno de gracia nos enseñe nuestra maldad, y que seamos conducidos en consecuencia a buscar el cumplimiento de esta misericordia, que es verdadera y abundantemente necesaria, si vamos a tener un corazón nuevo. Dios no nos promete que mejorará nuestra naturaleza, o que pondrá un remiendo en nuestros quebrantados corazones. No, la promesa es que nos dará nuevos corazones y espíritus rectos. Hay muchas personas que son olvidadas, que son despreciadas, que son pisoteadas por sus semejantes, pero nunca hubo un hombre que fuera tan despreciado como el Dios eterno lo ha sido. Recordemos nuestra vida pasada: ¡cuán ingratos hemos sido con Él! Como Él nos dio el ser, la primera expresión de nuestros labios debió ser una palabra de alabanza. Pero en vez de eso, desde nuestro nacimiento hemos hablado falsedad, mentira e impiedad; y desde entonces hemos venido haciendo lo mismo. Él nos asegura de manera constante que todo va a estar bien desde que empecemos a creerlo y obedecerlo. Solo ese amor es capaz de calmar las más temibles preocupaciones. Ni siquiera seríamos capaces de entenderlo pues sobrepasa los límites que conocemos, pero sí podemos experimentarlos gracias a que Dios lo hace posible, un corazón Nuevo. Pero debemos saber que ese corazón puede ser usado cómo impulso, cómo disciplina, para que avancemos en lugar de detenernos. Mientras que el mundo confunde el significado del año nuevo con fiestas descontroladas que terminan en desesperación, nosotros debemos mantener la iglesia, la oración y la fe firmes y unificadas. El mundo hace que la vida parezca superficial y es allí cuando la palabra de Dios nos da esperanza de que hay mucho más, es lo que cultivamos en nuestros corazones. Lo que debemos conservar son los momentos en los que sentimos paz y eso es algo que nadie puede quitarnos y que solo podemos experimentar cuando tenemos la Palabra de Dios en nuestras acciones.
Es por eso que para no rendirnos ante los problemas y dificultades de la vida tenemos que someternos a la voluntad de Dios y a su palabra, pues en ella encontramos las razones para permanecer de pie, para no volver atrás y para no darnos por vencidos.
No podemos negar que las crisis y las batallas de la vida no todo el tiempo ganaremos, no todo es gozo, también hay momentos de dolor, de desánimo, de caídas, y momentos en los que sentimos que el fracaso ha llegado a nuestra vida.
Es en esos momentos en los cuales sentimos que ya no podemos más, que tenemos que venir al Señor, para ser consolados, para tomar ánimo, para sanar las heridas, para renovar nuestras fuerzas, y que nuestro corazón se renueve.
II. CAMBIO QUE EL ESPÍRITU SANTO OBRA EN NOSOTROS.
Un año nuevo es una oportunidad para trazar las obras de Dios en nuestros corazones. Somos hechura suya y podemos confiar en que antes de que naciéramos, él ya tenía nuestro propósito preparado. Nuestro compromiso es hacer que crezca y se expanda dentro del corazón nuestro, mediante su voluntad. Recordemos que esos propósitos no se sostienen por sí solos, debemos compartirlos y permitir que Jesús se manifieste en ellos
Es probable que los nuevos corazones vengan contrariados y llenos de dudas, pero Dios siempre actúa limpiando nuestro camino. Sí tenemos oportunidades, ideas y miedos, lo mejor que podemos hacer es confiar en el Espíritu Santo para hacer buenas obras y seguir honrando a Dios con nuestro temor. Dios está hablando por medio de su creación: nos recuerda que ha pasado un año y que sus misericordias han sido renovadas por otro más, que aprovechemos bien el tiempo, tenemos una existencia temporal para resolver cuál será nuestro destino eterno. No se trata simplemente el comienzo de un nuevo año, sino, de la oportunidad de seguir viviendo y disfrutando de su gracia común, con una gran invitación a acercarnos confiadamente al trono de la gracia para «alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Eclesiastés 3:11 «Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin». Estamos por comenzar un nuevo año y aún estamos viviendo tiempos muy difíciles a causa de una pandemia que no ha terminado, que aún sigue causando enfermedad, dolor, muerte, angustia, y temor en el mundo, y tenemos que saber que la pandemia es solamente una de las dificultades que en el 2022 enfrentaremos de forma individual y como familia. Pero el Espíritu Santo obra en nosotros dándonos fortaleza, que es la capacidad de una persona para vencer los temores por medio de la fe en Dios y de mantenerse firme y constante en medio de las dificultades de la vida. La presencia de Dios estará en nosotros este año y nos dice Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Isaías 43:2 La fortaleza de los creyentes se da cuando sabemos que Dios está con nosotros. El Señor ha prometido estar con nosotros y esa es la mayor fortaleza que podemos tener para enfrentar cualquier dificultad. Y con esa misma confianza nosotros podremos también tener la esperanza para enfrentar lo que tengamos que enfrentar en todo el 2022,
¿No sabemos qué nos tocará enfrentar en el año 2022? ¿Qué batallas nos tocará pelear en el 2022? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que el mismo Dios que hizo maravillas en la antigüedad, y que hizo maravillas en el 2021 será el que lo hará OTRA VEZ en este nuevo año que estamos por comenzar. En el 2022 quizá nos tocará enfrentar cosas nuevas, nuevas batallas, nuevos problemas, nuevas enfermedades, pero podemos sentirnos confiados y tener fortaleza porque DIOS TAMBIEN HARA COSAS NUEVAS, Corazones Nuevos y no tenemos que tener temor, solamente debemos confiar que nuestro Dios nos sorprenderá con sus maravillas.
Pase lo que pase en el 2022, acontezca lo que acontezca, con el corazón nuevo, podemos tener verdadera fortaleza, porque la fortaleza de nosotros los hijos de Dios está en el Señor, en sus promesas, en su poder, en su amor y en su fidelidad. El secreto para reflejar la gloria de Dios está en dedicar tiempo a Jesús. ¿Le gustaría recibir un nuevo corazón?
Estimado amigo si se encuentra con el corazón endurecido es tiempo de ir a los pies del Señor. No viva más con el corazón destrozado. Arrepiéntase y Entréguele ese corazón al Señor, Él va a darte un corazón de carne. Recuerda que Dios no restaura los corazones… Él los hace nuevos