Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
2 Corintios 2:7
By Pastor Juárez
El número uno de Rusia, Daniil Medvedev, que clasificó a su equipo para la final de la Copa Davis, volvió a justificar su celebración sobre la pista tras ganar a Jan Lennard Struf que propició el enfado del público. Medvedev se señaló y dirigió un dedo al suelo para indicar que estaba ahí, presente en el torneo y que continuaba.
Lo mismo pasa con algunos creyentes, sienten que lo que hacen para la obra del Señor los califica para merecer el amor de Dios, como los oficios en la iglesia, almas llevadas a Cristo, etc. Parece que se nos olvida que ya Cristo murió por nosotros y que nos ama y nos salva. Nuestro deber es lo que el Señor nos demanda: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19-20
Claro está que esta obra es diferente a la del mundo deportivo, no son nuestros talentos y habilidades o experiencia las que nos hacen hacer la obra de Dios, sino su gracia. Solamente la gracia de Dios es capaz de capacitar al obrero, al revelarles el amor y el poder de Dios. El Señor quiere que apartemos de nuestra vista nuestras capacidades y experiencia y nos volvamos a Él y a las comunidades que desea salvar y que aun, no han sido alcanzadas. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. 2 Corintios 2:7 El suplirá nuestras necesidades y habilidades para cumplir con su obra.