Sunday Morning Service

Un Sermón Corto #11 – La Gracia De Dios



Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Mateo 5:44-45

Notas de sermón:

Así lo explica Wayne Grudem en su Teología Sistemática: Cuando Adán y Eva pecaron, se hicieron dignos de castigo eterno y de separación de Dios (Gn 2: 17). De la misma manera, cuando los seres humanos pecan hoy se hacen merecedores de la ira de Dios y del castigo eterno: «La paga del pecado es muerte» (Ro 6: 23). Esto quiere decir que una vez que las personas pecan, la justicia de Dios requiere solo una cosa: Que queden eternamente separados de Dios, alejados de la posibilidad de experimentar sus cosas buenas y que vivan para siempre en el infierno, recibiendo solo la ira divina para siempre. esto es lo que les sucedió a los ángeles que pecaron, y nos podría haber sucedido a nosotros también: «Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo, metiéndolos en tenebrosas cavernas y reservándolos para el juicio» (2 P 2: 4).

Para distinguirla de la gracia común, la gracia de Dios que trae salvación a las personas la identificamos con frecuencia como «gracia salvadora». Por supuesto, cuando hablamos de «gracia común» y «gracia salvadora» no estamos indicando que haya dos clases de gracia en Dios, sino es solo la gracia de Dios que se manifiesta a sí misma en el mundo en dos formas diferentes. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede continuar Dios dando bendiciones a pecadores que merecen la muerte, no solo a aquellos que al final serán salvos, sino también a millones que nunca lo serán, cuyos pecados nunca serán perdonados? Ahora vamos a hablar de la gracia común.

I.                      En el círculo Fisico.

  1. Los incrédulos continúan viviendo en este mundo únicamente a causa de la gracia común de Dios. Cada vez que las personas respiran es por la gracia de Dios, porque la paga del pecado es muerte, no vida. La definición de Gracia es un favor inmerecido. ¿Qué pasará cuando a la palabra gracia le agregamos común? la palabra “común” en este contexto significa común a todo tipo de personas, independientemente de su condición espiritual – sean creyentes o no, sean creyentes mejores o no tan buenos, sea que estén en un momento espiritual bueno, malo o muy malo. “la gracia salvadora” es la que reciben solamente las personas que son salvadas por el Señor – por ejemplo: la regeneración, la justificación, la adopción y la glorificación no proceden de “la gracia común” de Dios, sino de su “gracia salvadora”, porque de ellas solo se benefician los verdaderos creyentes. Los ejemplos clásicos de la gracia común son el sol y la lluvia, pero, como veremos, estos no son más que dos ejemplos de los muchísimos que hay; ¡“la gracia común” es una gracia muy abundante! Génesis 8:22: “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche”. Esta promesa de Dios tras el gran diluvio no fue dirigida solamente a Noé y a su familia, sino a todos los seres vivos en general. Se trata de una promesa de “la gracia común” del Creador. Génesis 9:8-15: “Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros…, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio… Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra…”. El pacto que hizo Dios con Noé era universal – con la raza humana, creyentes y no creyentes, y con todos los demás seres vivos. Salmo 145:9: “Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras”. Dios es bueno, no solo para con los creyentes, no solo para con su pueblo, sino para con todas las personas y para con “todas sus obras”.
  2. Mateo 5:43-45: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”. Este es, sin duda, el texto clásico de “la gracia común”

II.                  En el círculo Intelectual.

  1. Satanás es «el padre de la mentira» Gn 8: 44), porque él está completamente entregado a la maldad y a la irracionalidad y comprometido con la falsedad que acompaña al mal. Pero los seres humanos en el mundo de hoy, incluso los incrédulos, no están totalmente entregados a la mentira, la irracionalidad y la ignorancia. Todas las personas pueden tener alguna percepción de la verdad; y en verdad algunos tienen gran inteligencia y entendimiento. Esto también debe verse como un resultado de la gracia de Dios. Juan se refiere a Jesús y dice «Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo» Juan 1: 9), porque en su papel como creador y sustentador del universo (no particularmente en su papel como redentor) el Hijo de Dios permite que la iluminación y el entendimiento vengan a todas las personas en el mundo. La gracia común de Dios en la esfera intelectual la vemos en el hecho de que todas las personas tienen un cierto conocimiento de Dios: «A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias» (Ro 1: 21). Esto quiere decir que hay un sentido de la existencia de Dios y con frecuencia hambre por conocer a Dios que él permite que permanezca en el corazón de las personas, aun cuando eso con frecuencia resulta en muchas religiones de creación humana. Dios ha usado a algunos creyentes de renombre para descubrir o inventar algunos de los avances en la medicina de los cuales nos beneficiamos hoy. Pero también ha usado para ello a personas no cristianas. Esto es igualmente aplicable a cualquier otro ámbito de la ciencia en general. En un sentido, los cristianos tenemos que luchar contra la cultura– no hay ninguna cultura que no esté afectada por el pecado. Pero encontramos en la cultura las riquezas de la “gracia común” de Dios!

III.                 En el círculo Moral.

  1. También mediante la gracia común, Dios refrena a las personas para que no sean todo lo malas que podían ser. Si las personas persisten en entregarse al mal y siguen continuamente pecando a lo largo del tiempo, Dios al final dejará que se hundan cada vez más en el pecado (Sal 81: 12; Ro 1: 24, 26, 28), pero en el caso de la mayoría de los seres humanos no caen en esas profundidades a las que el pecado las llevaría si se lo permitieran, porque Dios interviene y pone limitaciones en su conducta. Una de las restricciones más eficaces es la fuerza de la conciencia. Pablo dice: «De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Éstos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan» (Ro 2: 14-15).
  2. Entonces en este ámbito también hay muchas manifestaciones de “la gracia común”: “la revelación general” (las obras visibles de Dios, la conciencia humana, etc.); la extensión del evangelio; el ofrecimiento del evangelio a todo el mundo; la libertad de culto (donde la hay); etc. Son testigos a “la gracia común” en el ámbito espiritual. Millones de personas, sin ser creyentes y sin que se pueda saber si llegarán a serlo o no, tienen una serie de privilegios espirituales, aun cuando no resulten en su salvación. La gracia común es diferente de la gracia salvadora en sus resultados (no produce salvación), en sus receptores (la reciben por igual los creyentes y los incrédulos), y en su fuente (no fluye directamente de la obra expiatoria de Cristo, puesto que la muerte de Cristo no gana ninguna medida de perdón para los incrédulos y, por tanto, tampoco hace que tengan mérito las bendiciones de la gracia común para ellos).

Sin embargo, sobre este último punto debiéramos decir que la gracia común fluye indirectamente de la obra redentora de Cristo, debido al hecho de que Dios no juzgó al mundo de una vez cuando entró el pecado debido primaria y quizá exclusivamente a que planeaba salvar al final a algunos pecadores a través de la muerte de su Hijo. Todo el mundo recibe de Dios la gracia común, pero, ¿Ha respondido usted a su especial gracia de salvación? «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se glorié» (Efesios 2:8-9).

Jesucristo es nuestra única esperanza. Sólo Jesucristo podría ofrecer un sacrificio por nuestros pecados y pagar la pena en su totalidad. En Su vida y muerte, Cristo hizo todo lo que Dios requiere de nosotros. Así es lo mucho que Él le ama y quiere que usted venga a Él y reciba la vida eterna. Si nunca lo ha hecho, por favor responde a su gracia de salvación hoy.

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