Blog diario

VENID A MI

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”

Mateo 11:28

By Pastor Juárez

Qué está determinando el valor de su vida? Algunas personas creen que es la educación, otros creen que es lo que otros piensan de ellos, y algunos otros el dinero. Pero encontramos a otros que consideran el valor de sus vidas en la persona de nuestro Señor Jesucristo.

El hablar con Dios debiera ser algo tan maravilloso, tan sencillo, algo muy emocionante, pero se ha convertido en uno de los ministerios más descuidados. Hemos convertido el tiempo de oración en un ejercicio más superficial y con frecuencia omitido en la vida de muchos creyentes.

Un día dos monjes iban caminando por el campo. Iban camino a otro pueblo para ayudar a traer la cosecha. Mientras caminaban, espiaron a una mujer que estaba sentada en la orilla del río. Ella estaba enojada porque no había un puente, y ella no podía cruzar al otro lado. El primer monje ofreció amablemente, «Si quieres te podemos cargar hasta el otro lado del río» «Gracias» contestó ella, aceptando su ayuda. Así que los dos hombres juntaron sus manos, la levantaron entre los dos y la cargaron hasta el otro lado del río. Cuando llegaron al otro lado, la bajaron y ella siguió su camino. Después de que los monjes caminaron otro tramo, el segundo monje empezó a quejarse. «Mira mi ropa,» dijo, «Está toda sucia por haber cruzado a esa mujer por el río. Y mi espalda todavía me duele por haberla cargado. Siento que se me está acalambrando. «El primer monje simplemente sonrió y asintió con su cabeza. Un poco más adelante, el segundo monje se quejó otra vez, «Mi espalda me duele tanto, y todo es porque tuvimos que cargar a esa loca mujer para cruzar el río! No puedo seguir adelante por el dolor.»

El primer monje miró a su compañero, que ya estaba tirado en el suelo quejándose y le dijo «¿Te has preguntado por qué yo no me estoy quejando?» «Tu espalda te duele porque todavía estás cargando a la mujer. Pero yo ya la bajé varios metros atrás. «Así es como somos muchos de nosotros cuando tratamos con otros. Somos como el segundo monje que no lo puede dejar ir. Queremos hacerles saber el dolor que todavía sentimos por algo que ellos hicieron en el pasado. Cada vez que podemos se los tratamos de recordar. – Dr. Anthony T. Evans, “Guiando A Tu Familia En Un Mundo Mal Aconsejado”.

Cristo tiene cuidado de nosotros y tiene el control de nuestras vidas en sus hombros.

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