Te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego, para que seas rico
Apocalipsis 3:18
By Pastor Juárez
La palabra de Dios nos enseña de los peligros que las riquezas materiales pueden representar para las gentes que no han aceptado a Cristo como su Salvador personal. Estas personas ponen su confianza mucho más en sus riquezas que en buscar a Dios.
El predicador Moody nos dice: Había una modesta empleada en una de las grandes tiendas de Chicago que no podría haber gastado ni cinco dólares, tan pobre era; pero al día siguiente podía entrar a cualquier negocio y comprar por valor de mil dólares. ¿Por qué la diferencia? Se había casado con un hombre rico. Lo había aceptado, y todo lo que él tenía era de ella. Así nosotros podemos tener todas las riquezas de Cristo, si le recibimos como nuestro Salvador. Las riquezas en Cristo nos dan una vida nueva, digna, productiva y feliz.
Dios siempre nos da lo que necesitamos.