Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.”
Santiago 1:6
By Pastor Juárez
La gente tiende a alejarse de la fe porque permite ser influenciada por otras cosas que escucha y ve, cosas que no son la voluntad de Dios. Es muy fácil perdernos en el camino, incluso en medio de una comunidad evangélica.
Se cuenta que Federico Douglass, el gran orador negro, pronunció en cierta ocasión un lúgubre discurso en los días en que las cosas parecían andar mal para los de su raza. Dijo: – Tenemos en contra al hombre blanco; tenemos en contra a los gobiernos; tenemos en contra al espíritu de la época. No veo esperanza alguna para la raza negra. Estoy agobiado por la tristeza. En eso se levantó una anciana que estaba en el auditorio y dijo: – Federico, ¿ha muerto Dios?
Muchos creyentes jóvenes se sienten descorazonados cuando empiezan la lucha cristiana. Comienzan a creer que Dios les ha abandonado, y que el cristianismo no es todo lo que profesa ser. Pero estas cosas deben más bien considerarlas como señales alentadoras. Tan pronto como un alma haya escapado de la trampa del Maligno, éste procura apoderarse de ella nuevamente. Hace un despliegue de todas sus fuerzas para capturar la presa perdida. Los ataques más vigorosos son los que se libran contra las fortalezas más potentes, y cuanto más fiera sea la batalla que deba librar el joven cristiano, más ha de ser prueba de que el Espíritu Santo ha obrado en su corazón. Dios no ha de desampararlo en su hora de necesidad. ( D.L Moody)
No debemos perder de vista a Jesús en nuestras propias vidas. Caminemos cerca de Él. Si vemos a un hermano o hermana caído de la gracia, entonces recógelo y ayúdale a caminar. Reanímelo y ore por ellos. “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”. escribe Pedro en 1 Pedro 5: 7.