Sunday Morning Service

Nuevo Video: El Sermón de la Mañana #27 – Navidad



Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra paz, Buena voluntad para con los hombres!»

Lucas 2:14

Notas de sermón:

cantos, este fue el más dulce, glorioso y transcendental himno que jamás el hombre haya escuchado. Los ángeles entonaron sus voces en alabanzas a Dios por el glorioso nacimiento de Jesús. Jamás antes la multitud de las huestes celestiales habían cantado: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lc. 2:14).

¡Cuán libres de envidia eran los ángeles! Cristo no descendió del cielo para salvarlos cuando cayeron. Cuando Satanás, el ángel poderoso, arrastró con él a una tercera parte de las estrellas del cielo, Cristo no se bajó de su trono para morir por ellos; sino que los entregó a prisiones de oscuridad para ser reservados al juicio.

Sin embargo, los ángeles no envidiaron a los hombres. Aunque recordaban que Él no escogió a los ángeles, no murmuraron cuando eligió a la simiente de Abraham; y aunque el bendito Señor no condescendió nunca para tomar la forma de un ángel, ellos no consideraron algo indigno expresar su gozo cuando lo vieron ataviado con el cuerpo de un bebé. ¡Cuán libres eran, también, del orgullo! No se avergonzaron de venir y anunciar las buenas nuevas a humildes pastores. Me parece que tuvieron tanto gozo cantando sus villancicos esa noche delante de los pastores que velaban sobre sus rebaños, como lo habrían tenido si su Señor les hubiera ordenado que cantaran sus himnos en los salones del César. 

Como deseamos que este cántico hubiera sido como en tiempos pasados, pues actualmente las naciones han transcurrido un penoso camino de lágrimas y congojas. Como los efectos de la pandemia COVID19, y los efectos desastrosos de los huracanes en Centro América.

Para muchos, Navidad es un tiempo de fiestas, de borracheras, y todo tipo de desenfreno. Para otros, Navidad es un tiempo de recibir y dar regalos. ¡Cuánta gente no se endeuda en tiempo de Navidad! Pero lo que realmente significa Navidad es la celebración de la Encarnación del Hijo Eterno de Dios. 

I.                    CANTO ANGELICAL AL SEÑOR.

Los ángeles cantaron algo que los hombres podían entender (algo que los hombres deben entender), algo que hará que los hombres sean mejores si lo entienden. Los ángeles estaban cantando acerca de Jesús que nació en el pesebre. Debemos ver su himno como construido sobre este cimiento. Cantaron de Cristo, y de la salvación que Él vino a traer a este mundo. Y lo que dijeron de esta salvación fue esto: dijeron, primero, que daba gloria a Dios; en segundo lugar, que daba paz al hombre; y, en tercer lugar, que era una señal de buena voluntad de parte de Dios para con la raza humana.

Hay más gloria y más melodía en el nacimiento virginal de Jesús que en el nacimiento de todo el universo incluyendo todas sus galaxias, estrellas y soles. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” ( Jn. 1:14).

La buena voluntad de Dios al enviar a su hijo, trajo la paz a este mundo. La paz se puso aquí por todo lo excelente que sale para nosotros de Cristo tomando nuestra naturaleza sobre él.

 Los ángeles, proclamaban la gloria de Dios y la llegada del Mesías, el verdadero Príncipe de la paz ( Is 9) que establecerá la paz en todos los confines de la tierra (Sal 71).  Cuando la divinidad de Jesús descendió a la tierra y se revistió de humanidad, los ángeles proclamaban: “paz en la tierra” y más adelante “por medio de su sangre restableció la paz, tanto en las criaturas de la tierra como en las celestiales”

II.                 UNIENDONOS AL CANTO.

De alguna manera los hombres deberían cantar acerca de ese nacimiento durante toda su vida, cantar acerca de él cuando mueran, y cantar acerca de él cuando vivan en el cielo para siempre. Debemos anticipar los gozos del cielo, y comenzar a cantar en la tierra ese cántico que no necesitarán terminar nunca. Entonces, la primera emoción que necesitamos fomentar en nuestros corazones es la emoción del gozo y la alegría.    Dios hace de la tierra un cielo para su Hijo, y nos anuncia el cielo a nosotros, donde gozaremos plenamente si creemos en Él y nos apartamos del pecado. Es importante que nos unamos a este pensamiento de canto, porque es un reflejo del canto angélico y sobre todo que nuestra vida debe ser un canto y lo es en la medida en la que adherimos a Dios que se hace niño».

III.               VIVIENDO LA PROFECIA.

Spurgeon lo dice así: Los ángeles cantaron «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» Pero veamos a nuestro alrededor, y ¿qué es lo que vemos en el mundo? No vemos que Dios sea honrado. Vemos gente inclinándose ante sus ídolos; vemos a Dios olvidado; vemos a una raza mundana persiguiendo las riquezas; vemos a una raza sangrienta siguiendo a Moloc; vemos a la ambición caminando como Nimrod sobre la tierra, a Dios olvidado, y Su nombre deshonrado. Y ¿es de todo esto que los ángeles cantaron? ¿Acaso es todo esto lo que los llevó a cantar: «Gloria a Dios en las alturas»? ¡Ah, no! Se acercan días más claros. Ellos cantaron: «Y en la tierra paz.» Pero todavía se oyen los rumores de guerra; ¡todavía no han vuelto sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces! La guerra reina todavía. ¿Es de todo esto que los ángeles cantaron? Y mientras veo guerras hasta los confines de la tierra, ¿debemos creer que esto es todo lo que los ángeles esperaban?

Dentro de unos cuantos años, los que vivan la profecía verán por qué los ángeles cantaron; porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Cristo el Señor vendrá otra vez y cuando venga botará a los ídolos de sus tronos; Él hará pedazos toda forma de herejía y cada tipo de idolatría; reinará de polo a polo con ilimitado dominio: reinará cuando como un rollo, aquellos cielos azules hayan pasado. Ninguna contienda vejará el reino del Mesías, la sangre no será entonces derramada; Viene el día cuando el león como el buey comerá paja, y el leopardo con el cabrito se acostará; cuando el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid. Se aproxima la hora; los primeros rayos de luz solar han alegrado la era en que vivimos. He aquí, Él viene, con trompetas y con nubes de gloria; vendrá el que esperamos con gozosa expectación, cuya venida será gloria para Sus redimidos, y confusión para Sus enemigos. ¡Ah!, hermanos, cuando los ángeles cantaron esto, hubo un eco a lo largo de todos los pasillos de un glorioso futuro. Acepte a Cristo como su Salvador personal ahora, oro para que usted reciba esa bendición.

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