Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.”
Juan 1:39
By pastor Juárez
Como adultos no tenemos la facilidad de hacer amigos y relacionarnos con los demás. Nos vemos restringidos en distinguir entre un conocido y un amigo. Cuando aceptamos o nos aceptan como amigos confiamos en que la relación sea honesta y que nos acepten tal como somos y con quien nos sintamos cómodos, de tal manera que no haya formalismos y protocolos necesarios.
Los dos discípulos seguían a Jesús y Él les hace una pregunta y ellos responden con otra pregunta los dos discípulos fueron tomados por sorpresa y no supieron exactamente cómo responder a la pregunta de Jesús, y por eso respondieron a la pregunta con otra pregunta. Una amistad implica una relación de intimidad, sinceridad y amor. Que los atrajo para seguirlo camino a su hogar, sería conocer el camino y la casa donde el moraba y permanecer cerca de Él por un día? O a lo mejor sintieron una atracción poderosa que los indujo a dejar atrás todo sin importar la hora ni lo que la gente pueda decir. Lo más probable es que ellos estaban esperando la oportunidad para así también indicarle que ellos querían ir a donde Jesús iría, gastar ese tiempo con Él, convertirse en discípulos de Cristo. Cuando los hombres pasan al lado de Jesús se dan cuenta de algo extraño y encanto maravilloso, milagro inexplicable que hay en Él, la gente exclama de sus seguidores has cambiado mucho desde aquel día. Estos dos hombres querían pasar más tiempo con Jesús en vez de solamente hacerle unas preguntas en el camino.
Creer en Jesucristo es la confianza suficiente que nos lleva de conocidos a ser sus seguidores.