Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.“
Tito 3:3
By Pastor Juárez
Muchas personas no tienen felicidad en sus vidas debido a la envidia. Siempre están a la expectativa del éxito de los demás y ese sufrimiento les afecta diferentes áreas de su vida. Y no afecta solamente a la persona envidiosa, sino también a los que le rodean.
Piense usted ahora: ¿Qué determina el valor de su vida? ¿Será la educación de los demás? ¿el trabajo? ¿Cómo viste? Etc. La envidia amarga la existencia y es una condición espiritual en el ser humano que hace mucho daño. Había dos águilas. Una de ellas podía volar más alto que su compañera, y a ésta no le gustaba nada. Entonces la menos capaz habló un día con un tirador y le pidió que volteara a su rival. El tirador le dijo que lo haría si tuviese plumas adecuadas para sus flechas. Entonces el águila arrancó dos plumas de sus alas y se las entregó. El cazador disparó sus flechas, pero ellas no alcanzaron al águila, que volaba demasiado alto. La compañera envidiosa siguió arrancándose las plumas hasta que al fin se sacó tantas que no pudo volar, y el cazador la mató. Mi amigo, si sufres de envidia, la única persona a la cual harás daño es a ti mismo. Moody anécdotas. La palabra de Dios nos insta a que dejemos de hacer las cosas de la carne y la envidia es parte de la naturaleza pecaminosa. (Gálatas 5:19-21)
Usted no debe basar el valor y la calidad de su vida en las virtudes y éxitos de los demás. La relación con Cristo como su Señor y Salvador es la mejor manera de valorar su vida.