Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
2 Timoteo 1:7
By Pastor Juárez
Hay situaciones que nos superan y llegamos a desesperarnos y no es mucho lo que logramos al perder la calma. El dominio propio es uno de los frutos que nos da el Espíritu Santo. El dominio significa que tenemos poder, autoridad, y propio; que es igual a que nos pertenece. Y eso nos da capacidad para controlar nuestro carácter o temperamento.
Debemos tener dominio propio para no caer en pecado, vencer la tentación, no ofender a los demás. El dominio propio nos lleva al temor de Dios, a una vida ante la voluntad de Dios. El Espíritu Santo nos quiere guiar ahora en el camino que Jesús nos enseñó, un camino completamente sin pecado para hacer la voluntad de Dios en lugar de nuestra propia voluntad. Vivimos en una sociedad que desarrolla continuamente la búsqueda del placer y satisfacer los gustos y caprichos de la gente, el dominio propio aparece como una esperanza que va contra la corriente de los tiempos que estamos viviendo. Cuando desistimos de hacer algo que queremos, ya sea bueno o malo, para poder hacer la voluntad de Dios, estamos creciendo en el dominio propio.
Por nuestra propia voluntad, simplemente carecemos del dominio propio necesario para caminar como es digno de nuestro llamado (Efesios 4:1). Pero siempre hay esperanza. Gracias a Dios, aun cuando nuestra voluntad es débil, el dominio propio permanece como un poderoso componente del fruto del Espíritu Santo.