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Nuevo Video: El Sermón de la Mañana #82 | El Espiritu Santo Y La Nueva Creacion



Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Génesis 1:2

Notas de sermón:                                 

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Génesis 1:2

Los versículos, escritos al inicio del primer libro de la Biblia, nos abren la puerta por donde comprendemos la amplitud de los poderes que tuvieron efecto en la Creación y nos prepara para acceder a cosas más grandes de conocimiento por medio del estudio. Nos establece al Dios Trinitario -en el que el Padre es el creador y fundamento del universo, el Verbo o Sabiduría divina establece el logos o forma de la creación, y el Espíritu Santo crea la unidad, vinculando todo en el Amor- no solo crea el universo en un instante, sino que lo mantiene en una creación continua, mostrando la presencia de la Trinidad en todo tiempo y lugar de la historia natural y humana del universo. Lo tomé de  (Aleteia) El Espíritu Santo está presente desde el primer instante de la existencia de la creación.

I.                     LA OBRA DEL ESPIRITU EN LA NUEVA CREACION

El primer acto divino en acondicionar este planeta para la habitación del hombre, fue que el Espíritu de Dios se moviera sobre la faz de las aguas. Pero toda obra creativa comienza de algún caos. Convertir un montón de materiales de construcción en una casa requiere visión y destreza. Convertir un terreno barroso en un jardín ordenado requiere visión y destreza. Imagine la visión y la destreza que se necesita para convertir un mundo caótico en un lugar capaz de sostener vida humana. comentario Sermón writer.

La acción del Espíritu es una actividad creativa en un mundo que está en proceso, que tiene identidad y autonomía propias. La Palabra de Dios pone ante nuestros ojos la imagen del Espíritu como el ‘Aliento de Dios’ que insufla vida en el polvo de la Tierra para que se transforme en un ser vivo. Hasta ese momento nada tenía forma, todo estaba informe, vacío, desordenado y en confusión. En una palabra: oscuridad; y para convertirlo en lo que es el mundo al presente— aunque es un mundo caído—era necesario que el movimiento del Espíritu de Dios se diera sobre él.

y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo” (v. 2). Las escrituras frecuentemente hablan de la luz, las tinieblas, y el abismo: • Luz simboliza Dios (Isaías 60:19-20), El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria. 20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. Jesús (Juan 8:12; 9:5; 12:35), Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

cristianos (Mateo 4:6),

comprensión espiritual (Salmo 119:105-106, 130), salud espiritual (Lucas 11:34), y salvación (Salmo 27:1). • Las tinieblas, la ausencia de luz, simbolizan el mal (Juan 3:20) y una falta de entendimiento espiritual y de un espíritu saludable (Lucas 11:34; Hechos 26:18).

• “El abismo” es un lugar prohibido y peligroso (Génesis 7:11). El Libro de Job utiliza la frase “sombra de muerte” para describir un lugar tenebroso y prohibido (Job 10:21), lleno de terror (24:17), y asociado con ojos “enlodados con lloro” (Job 16:16). Gente que conoce el océano entiende los peligros asociados con las profundidades. Cuando el autor de Génesis describe el mundo como un lugar donde “las tinieblas estaban sobre la haz del abismo,” la imagen es de un lugar prohibido y tenebroso.

Al comenzar el Antiguo Testamento, entonces, leemos de las tinieblas y del abismo (v. 2) Al final de Nuevo Testamento, tendremos la promesa de que no habrá más mares ni tinieblas (Apocalipsis 21:1, 25).

El Espíritu Eterno de Dios es la fuente de la vida espiritual del cristiano: tanto el origen como la continuación de la misma vida provienen de ÉL. El Espíritu Santo es para nuestras vidas espirituales lo que el Creador es para el universo. Sin Dios Creador, el universo nunca hubiera comenzado a existir, y sin su acción constante, sostenedora, preservadora, el universo dejaría de existir. El ministerio del evangelio por el cual somos nacidos de nuevo es llamado el ministerio del Espíritu (2 Co. 3:8). La promesa del Espíritu Santo bajo el evangelio es para todos los creyentes y no solo para algunos especiales (Ro. 8:9; Jn. 14:16; Mt. 28:20). Romanos 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

No hay ningún bien que recibamos de Dios si no es traído a nosotros y forjado en nosotros por el Espíritu Santo. Ni hay en nosotros algún bien hacia Dios, alguna fe, amor, obediencia a su voluntad, sino lo que somos capacitados para hacer por el Espíritu Santo. La gran obra que Dios planeó era la restauración de todas las cosas por Jesucristo (Hebreos 1:1-3). Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

Dios deseó revelar su gloria, y la manera principal de hacerlo debería ser la revelación más perfecta de sí mismo y sus obras que el mundo jamás hubiera visto. Esta revelación perfecta nos fue dada en y por el Hijo, el Señor Jesucristo, cuando tomo nuestra naturaleza en sí mismo para que Dios benignamente se reconciliara con nosotros.

II.                   PARALELO DE LA ANTIGUA Y LA NUEVA CREACION.

En el Antiguo Testamento, la presencia de Dios se manifestó muchas veces en la gloria de Dios y en las teofanías, y en los evangelios Jesús mismo manifestó la presencia de Dios entre los hombres. Después de la ascensión de Jesús a los cielos, y continuando a lo largo de toda la era de la iglesia, el Espíritu Santo es ahora la manifestación primaria de la presencia de la Trinidad entre nosotros. Él es el que está prominentemente presente entre nosotros ahora. Desde el mismo principio de la creación tenemos una indicación de que la obra del Espíritu Santo es la de completar y sostener lo que el Padre ha planeado y lo que Dios el Hijo ha empezado, porque en Génesis 1: 2: «el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas». Y en Pentecostés, con el comienzo de la nueva creación en Cristo, es el Espíritu Santo el que viene a la iglesia con gran poder (Hechos 1: 8; 2: 4, 17-18). pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8

La obra del Espíritu Santo es de traer a terminación lo que el Padre había planeado hacer por medio de su Hijo. Por eso, Dios es revelado a nosotros, y somos instruidos a confiar en él. La obra del Espíritu Santo en el alma del hombre, es comparable a Su obra en la creación. El que está en Cristo es una nueva creación…y en Efesios 2 nos dice que somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús para que hagamos las cosas buenas que había preparado para nosotros tiempo atrás. Por medio de Cristo ha tomado lugar nada menos que una nueva creación. Y Dios ha dejado para el final: Su obra maestra en la persona cristiana. El Espíritu santo nos induce a proclamar el “misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”, que Jesucristo, el Cordero de Dios, es el Salvador de todos. Él es el Salvador que todo el mundo necesita conocer y en quien necesita confiar para escapar el juicio venidero de Dios. El Espíritu Santo es Dios, él es quien guía nuestras vidas como creyentes y nos da poder para proclamar el evangelio de Jesucristo. La tarea del Espíritu Santo es la de manifestar la presencia activa de Dios en el mundo, y especialmente en la iglesia. Esta definición indica que el Espíritu Santo es el miembro de la Trinidad que las Escrituras representan con más frecuencia como estar presente para hacer la obra de Dios en el mundo. En la esfera de la naturaleza es la tarea del Espíritu Santo dar vida a todas las criaturas que se mueven, ya sea sobre la tierra o en el cielo o en el mar, porque «si envías tu Espíritu, son creados» (Salmo 104: 30). A la inversa, «si pensara en retirarnos su espíritu, en quitarnos su hálito de vida, todo el género humano perecería, ¡la humanidad entera volvería a ser polvo!» Job 34: 14-15). Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento, 15 Toda carne perecería juntamente, Y el hombre volvería al polvo.

Aquí vemos el papel del Espíritu Santo en dar y sostener la vida humana y animal. Wayne Gruden

Paralelo a esto está el papel del Espíritu Santo de darnos nueva vida en la regeneración.’ Jesús le dijo a Nicodemo: «Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: «Tienen que nacer de nuevo»» Gn 3: 6-7; vv. 5, 8; 6: 63; 2ª Co 3: 6). También dijo: «El Espíritu da vida; la carne no vale para nada» Gn 6: 63; d. 2ª Co 6: 3; Hch 10: 44-47; Tit 3: 5).’ Consecuente con esta función del Espíritu Santo de dar vida está el hecho que fue el Espíritu Santo quien concibió a Jesús en el vientre de María su madre (Mt 1:18, 20; Lc 1:35).

Y en el día cuando Cristo regrese, este mismo Espíritu es el que completará su tarea de dar vida dando vida nueva resucitada a nuestros cuerpos mortales: «y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes» (Ro 8: 11).

Conforme el creyente cede el control al Espíritu Santo, va a experimentar el trabajo de la santificación del Espíritu en su vida diaria.

Los requerimientos de la ley se completan a medida que le damos el control de nuestras vidas al Espíritu Santo. Los justos y rectos requerimientos de la ley son completados en nosotros, quien vive, se mueve y tiene nuestro ser en Cristo.

La diferencia está en quien controla nuestras vidas. Nuestras vidas no son ya más controladas por los requerimientos del mundo, pero están ahora bajo el control del Espíritu Santo.

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