En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.”
Romanos 2:16
Notas de sermón:
Lamentablemente, la humanidad ha vivido conforme a sus deseos carnales; “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Y dado que “la paga del pecado es muerte”, todos merecemos esta dolorosa pena (Romanos 6:23). Sin embargo, Dios en su misericordia ha diseñado un plan para que nuestros pecados sean perdonados a través del arrepentimiento y el bautismo (Hechos 2:38). el juicio de Dios no es necesariamente algo que debamos temer; también es nuestra oportunidad de entrar a su familia eterna. Obviamente, si hacemos lo malo: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos10:31); pero si amamos a Dios y le servimos, Él promete ser misericordioso y compasivo. “Porque Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre.” (Deuteronomio 32:36, RVR60). el juicio de Dios es un proceso en el cual Él nos observa mientras crecemos en madurez, entendimiento y servicio a través del tiempo. Aunque finalmente habrá una sentencia, ésta no llegará sino hasta que hayamos tenido el tiempo suficiente para comprender las instrucciones de Dios y desarrollar un carácter justo por medio de la obediencia. El pecado ha sido perdonado por Dios en nuestra vida, pero no sus consecuencias, y cuando vivimos en rebeldía contra Dios, él tiene que derramar su juicio sobre nuestra vida para purificarnos, para convertirnos, para transformarnos. Cuando Dios recurre a sus juicios para nuestra vida es cuando los pecadores descaradamente impíos merecen la muerte, porque verdaderamente hemos sido rebeldes contra Él.
I. DIOS VA A JUZGAR A LOS HOMBRES.
El pecado ofende a Dios y lo separa del hombre. El pecado separa a la gente de Dios, forma una separación entre Dios y la gente que el ama. Y la desobediencia del hombre empieza en no obedecer la palabra de Dios. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Mateo 7:24 RVR60 Tenemos que dar cuenta por nuestras acciones, si eran verdaderamente representativas de nuestra posición en Cristo. El fuego del juicio de Dios quemará completamente la «madera, heno y hojarasca» de las palabras que hablamos y las cosas que hicimos que no tuvieron ningún valor eterno. «De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí» (Romanos 14:12). Got questions
Cada creyente dará cuenta de sí mismo, y el Señor juzgará las decisiones que haya tomado. El apóstol quiere mostrar lo que le sucede a la gente cuando aleja a Dios de sus vidas y que el pecado únicamente engendrará pecado. El pecado ofende a Dios y nos separa de él. El pecado separa a la gente de Dios, forma un muro que aísla a Dios de la gente que el ama. Y la desobediencia del hombre empieza en no obedecer la palabra de Dios. Cuando Cristo vuelva a la tierra todos los humanos serán resucitados para ser juzgados. Este juicio manifestará de forma reivindicada y de manera definitiva, la justicia perfecta de Dios. Todo quedará revelado en la vida de toda persona en el día del juicio. Cada uno recibirá de Dios según lo que somos en realidad. Este conocimiento del juicio futuro nos está haciendo un llamado al arrepentimiento en el presente. Sólo el que busca a Dios y cree en él, estará preparado para el juicio cuando éste llegue. Dios está juzgando a la humanidad continuamente. El juicio es una parte importante en la obra de Dios. Abraham dijo que Dios es el juez de toda la tierra. Él tiene la autoridad para juzgar, porque es el creador y el Gobernador de todas las personas. Dios tiene planeado juzgar a todos en el último día. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Mateo 12:36
En el último día Dios va anunciar su veredicto y dará los castigos y las recompensas. Cada persona tiene que dar cuenta a Dios de su propio pecado. No es como se creía entre los judíos y fariseos que podían ser hallados culpables por los pecados de sus antepasados, sino que se entiende que los mismos hijos escogían seguir en los mismos pecados por eso merecían el mismo castigo. El profeta Ezequiel nos dice que cada uno pagará por lo que hizo. Podemos pensar que cada uno va a comparecer ante Dios y él nos dará su veredicto, no esperemos que habrá a nuestro lado algún abogado, el consejero para ayudarnos, no. Cada uno dará cuenta de sí, a Dios. El pecado puede hacer que nos apartemos de la protección de Dios. En 1 Juan 1:9 leemos: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad». El perdón le arrebata a Satanás todo el derecho legal que tenía sobre nuestra vida. En el día del juicio, todos los cristianos serán juzgados por las obras que hicieron durante toda su vida. Seremos recompensados por lo que hemos hecho en la Tierra (2 Corintios 5:10; 1 Corintios 3; Romanos 14; 2 Timoteo 4:8; y Apocalipsis 11:18, 22:12).
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2Corintios 5:10
II. DIOS JUZGARÁ LOS SECRETOS DE LOS HOMBRES.
Esto sucederá a todos los hombres, de toda nación, de toda edad, de todo rango, y de todo carácter. Él juzgará los actos externos, estos actos van delante de los pecadores al juicio: sus actos secretos son especialmente mencionados porque estos harán que el juicio sea más escudriñador. Todos tenemos secretos. Algunos quizás sean buenos y otros no. Pues tenemos derecho a mantener cosas en lo secreto, es decir, guardar cosas en nuestro interior sin exponerlo públicamente. Son cosas que las hacemos en secreto no porque sean íntimas o que no lo sepan los demás, sino porque no son correctas y no queremos que los demás se enteren. Puede ser que los demás no se enteren, puede ser que logren salir airosos en esconderlos. Pero hay alguien que conoce todo lo que hay en nuestro interior. “Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.” Salmo 139:4
Así se verá el día en que Dios por medio de Jesucristo juzgará las acciones secretas de los hombres. Tanto las personas buenas como las religiosas comparecerán igualmente en el juicio. Lo que pensamos. Todo lo que escondemos en nuestro interior. Esas cosas malas que alimentamos en nuestro corazón, serán un día juzgadas. Dios traerá a la luz todo ya sea bueno o malo. Nada se mantendrá oculto eternamente, porque un día Dios lo sacará para juzgarlo. Hay momentos en la vida que le hemos fallado a Dios (en más de una ocasión), y él nos ha dado a todos la oportunidad para venir a Su presencia y, corregir nuestras vidas. Dios nos brinda esa oportunidad, aprovechémosla.
III. DIOS JUZGARÁ POR JESUCRISTO LOS SECRETOS DE LOS HOMBRES.»
Dios actuará «en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio». Es bueno ponerse a pensar detenidamente acerca de esto. De este justo juicio no hay manera alguna de escapar. El hombre, al ser dejado a su sano juicio, se hundió a hacer el mal continuamente. Ningún hombre podrá encontrar refugio del juicio de Dios al reclamar ignorancia de Su revelación escrita; la violación de la revelación interna dada por Dios es suficiente para condenarnos a todos. Note que el día de juicio era parte del evangelio de Pablo. Él no mermó al declarar de la absoluta responsabilidad del hombre hacia Dios. La idea de que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres es distintivamente cristiana. Los judíos enseñaban que Dios el Padre, solo, juzgaría al mundo,
Sería mejor ponernos a cuenta con Dios. Rebele sus secretos a Él, no importa que sean malos o negativos. Hable con Él para que sea liberado del pecado. Dios quiere que los pensamientos de usted sean agradables a Él. Él no quiere que usted espere hasta el último momento para que los secretos que usted guarda sean juzgados, él quiere que se los traiga hoy. Tiene que confesar todo lo que exista en su corazón, sea bueno o malo, él le iluminará, le guiará, le limpiará y le hará sentir esa paz que usted anhela. Hágalo antes que llegue esa cita en que Dios juzgará los secretos de todos los hombres. Toda persona en este mundo o es un creyente en Cristo o está bajo la ira divina. No hay otra categoría en la que alguien pueda encontrarse. En ese día no significa que se salvarán, pero serán juzgados. Pablo escribe, “el día en que Dios juzgará conforme a mi evangelio” (Romanos 2:16). No habrá una norma diferente para alguien en especial. Serán juzgados por el evangelio. El evangelio incluye no solo el mensaje de salvación, sino también el mensaje de condenación. La verdad de las buenas nuevas necesita la verdad de las malas noticias.
No puede haber buenas noticias si no hay malas noticias. Las malas noticias del evangelio se encuentran en Romanos 1:18 a 3:20. Romanos 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; y Romanos 3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Es el fundamento sobre el que se construye el evangelio. Las malas noticias de la condenación están inseparablemente ligadas a las buenas nuevas de la salvación. Estos dos nunca pueden separarse. Serán juzgados por el evangelio, y el evangelio manda que todos los hombres en todas partes se arrepientan y crean en el Señor Jesucristo. Pablo afirma: «Dios juzgará los secretos de los hombres» (versículo 16). No son solo sus obras las que estarán sujetas al juicio divino. Mucho más denunciantes y condenatorios, son sus pensamientos secretos los que se sacarán a la luz y se condenarán. Faithlife sermons. Serán juzgados sus actitudes, sus motivos, sus pensamientos ocultos, sus ambiciones egoístas, venganza, ira y odio.
Todo eso saldrá a la luz ante Dios en el último día. Serán juzgados por Cristo Jesús. Al final del versículo 16, Pablo dice que los que todos serán juzgados «por Cristo Jesús». La verdad es que Dios ha dado todo el juicio a Su Hijo. Es ante el Hijo de Dios que toda persona sin Cristo estará de pie. En Juan 5:22 dice que Dios ha designado todo juicio a Su Hijo. En Apocalipsis 20, en el gran trono blanco, el juicio, Aquel que estaba sentado en ese trono es Jesucristo. Si muere sin Cristo, no tiene otro recurso que pagar esta pena en el infierno para siempre. A toda la humanidad se le ha imputado el pecado original de Adán. Esto incluye a aquellos que nunca han escuchado el evangelio. Pablo enseña: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Romanos 5:12). Cuando Adán desobedeció a Dios, su pecado original fue cargado a la cuenta de cada persona que alguna vez sería concebida en el vientre de una mujer. El mero hecho de que los bebés mueran en el útero confirma que el pecado de Adán ya ha sido imputado a todas las personas. De lo contrario, nunca podría haber muerte en el útero. Incluso los infantes de aquellos que nunca han escuchado el evangelio no son inmunes a la muerte. Aquellos que nunca han escuchado de Dios tienen una necesidad desesperada de que se les predique el evangelio. Pablo escribe: «¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel a quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin un predicador?» (Romanos 10:14) Es por eso que debemos estar decididamente comprometidos con la causa de la predicación del evangelio, la testificación individual y la evangelización mundial. Es nuestra responsabilidad compartir el evangelio con estas personas.