10 Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.
Mateo 12:10, 13
Pastor Juarez
Notas de sermón:
Jesús estaba enseñando en la sinagoga en sábado y había allí un hombre que tenía la mano seca, o paralizada. Como Jesús se sintió desafiado por ver si curaría en sábado, le dijo al hombre que se levantara y se pusiera en medio. Cuestionó a los presentes si era lícito hacer el bien en sábado y ordenó al enfermo extender su mano. Éste lo hizo y quedó restablecida como la otra. Lucas señala que era la mano derecha. La palabra griega ξηράν (xēran), usada para describir la condición del hombre de la perícopa, se traduce mejor por mano ‘seca’ que paralizada, ya que sugiere una condición crónica con atrofia antes que una parálisis reciente. Lo significativo es que la mano estaba caída, postura típica de la parálisis del nervio radial, tal como se infiere de la orden de Jesús: ‘extiende tu mano’. Revista de Neurología. Neurología.com
Una de las maneras de interpretar la palabra seca es relacionándola con la falta de fruto y hasta con la muerte, cuando por ejemplo decimos: esa planta se está secando. Digamos que este hombre tenía un área de su vida en necesidad, hacía falta el toque sanador de Jesús para restaurar el normal desenvolvimiento de su mano.
¿Cuántas personas encontramos ahora en la misma situación? Es posible, no necesariamente teniendo una mano con problemas, pero que tienen áreas de su vida, que están secas, áridas y sin fruto, que parecen muertas, aunque no lo están. Hay personas muy exitosas en la vida, pero que experimentan un área seca en lo relacionado con los sentimientos. Y aunque parecen fuertes y con toda la apariencia de éxito, íntimamente sienten la insatisfacción de no poder desarrollar su parte afectiva.
I. SE ESPERABA UN MILAGRO
Resulta irónico considerar cómo a pesar de todo el bien que Jesús viene haciendo entre el pueblo, sin embargo, la oposición contra su persona y su obra iba en aumento. Se daba por sentado el milagro, pero se le quería acusar de hacerlo en el día de reposo, y con una actitud desafiante, esperaban que Jesús le sanara. Jesús llega a la sinagoga y sin importar la opinión de los fariseos y el proceder de ellos, obra un milagro y cura al hombre de la mano seca. Por supuesto que después de este milagro, los fariseos consideraron en contra de la ley lo que Cristo hizo, así que se confabularon con los herodianos para darle un fin a sus acciones divinas y milagrosas. El día sábado no se podía hacer nada y los fariseos, como siempre, estaban para hacer cumplir estrictamente la ley.
Pese a todo lo que tiene que ver con la ley y pese a Jesucristo ser “El Rey de los judíos”, a él poco le importó estas doctrinas, ya que más importante resultaba ayudar a alguien que le necesitaba. Inclusive se los hizo saber a los allí presentes, les dijo «¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?». Dios es un Dios de milagros, todo lo que Él hace es milagroso, este hombre inválido se acerca a un lugar donde puede ocurrir un milagro. Y Jesucristo de inmediato lo sanó, Dios es real y todopoderoso, él está en medio de nosotros, y su poder es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos. Este hombre estaba viviendo un tiempo de crisis en su vida, fue a la sinagoga a adorar al Señor, y a escuchar y aprender su Palabra. Pero lo más interesante en aquella ocasión fue que él tendría un encuentro con Dios. Un encuentro con Dios transforma nuestra vida, pues nadie que está en la presencia de Dios sigue siendo el mismo. Tuvo un encuentro con Jesús y esto lo cambió todo. Es posible que usted en este momento esté enfrentando alguna crisis, algún problema que lo aleja de Dios, alguna enfermedad, pero estas situaciones le permiten ahora buscar a Jesús. Nuestro Señor Jesucristo tiene el poder para sanar y restaurar, Jesús mostró una vez más su poder y amor al sanar a este hombre de la mano seca, nos dice Lucas 6:10 “Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada”.
II. VENCIENDO BARRERAS
El cuerpo humano tiene enemigos que le pueden dañar y en este caso había fariseos que se oponían al milagro de Jesús, estos eran enemigos que le impedían llegar a encontrarse con Jesús. Los fariseos en su religiosidad comenzaron a poner el día de reposo por encima de quien había creado el día de reposo. Los herodianos era un grupo que se unió con los fariseos para oponerse a Jesús, aparentemente no eran ninguna secta religiosa o un partido político sino un grupo que apoyaban la dinastía de Herodes y por lo mismo apoyaban al gobierno romano. Esos fariseos que se proclamaban seguidores de Dios y de la ley tenían un corazón duro. En ocasiones debemos de revisar nuestro corazón para ver si se está endureciendo. Los corazones de ellos estaban duros. El Señor estaba entristecido por la dureza de los corazones de los fariseos. El grupo se llena de furor hacia el rabí. Están todos airados y su deseo es matarlo. ¿por qué? Porque hizo esta sanación en el día de reposo. En la ley de Moisés Dios había dictaminado que habría un día en el que no se haría ningún trabajo. El propósito era que las personas hicieran una pausa en sus rutinas y afanes, que no se enfocaran solamente en las necesidades físicas, sino también en las espirituales. Para los fariseos la teología de ellos, era el obstáculo para que Jesús fuera aceptado y reconocido por ellos. Y cuando Jesús aparece en la escena no estaban dispuestos a cambiar, necesitamos romper esa barrera, en nuestra vida vamos adquiriendo una forma de pensar en la que hay aspectos religiosos incluidos. la sociedad en la cual vivimos nos impone su forma de ver la vida en nuestro pensamiento. Debemos romper con el pensamiento del mundo, porque podríamos estar perdiéndonos mucho más de lo que Dios nos ofrece por creencias sobre El o sobre lo que Él espera de nosotros que no están contenidas en su voluntad. Jesucristo vino a este mundo para derribar la barrera que nos separa de Dios y nos pone en una plena armonía con nuestro creador. Jesús cruza cualquier barrera legal, tanto del tiempo y el espacio con el fin de predicar el amor y la misericordia para cumplir su Misión, sanar al enfermo y necesitado, la de salvar al perdido. De esto aprendemos que nuestro señor Jesús rompe esta barrera de pensamiento social indicándonos, que el mensaje del evangelio es para todos, sin importar raza, posición social, ni pecados cometidos.
III. JESUS Y SU PODER SANADOR.
Las acciones, lo mismo que las palabras de Cristo, eran poderosas. Mientras estaba sentado en el monte, grandes multitudes acudieron a Él, y Él los sanó a todos. ¡Qué imagen de la posición y del poder de Cristo! Ahora está sentado a la diestra del Padre. Ahora se sienta, como lo hizo en aquel monte junto al Mar de Galilea, esperando para poder mostrar su gracia. No se cuestiona a nadie, no se demanda ninguna paga, no se dan pastillas, sino que se imparte ayuda, y sanidad instantánea. Jesús está sentado ante Dios como la única esperanza y salud para un mundo moribundo. «Miradme a Mí, y sed salvos, todos los confines de la tierra, porque Yo soy Dios» (Isaías. 45:22). Jesús pagó el precio en la cruz, porque tiene el deseo de ver a sus hijos saludables. ¡Creamos que por su herida hemos sido sanados! Isaías 53:5 Jesús no solo tiene la capacidad de sanarnos, sino que también tiene el deseo de hacerlo con usted ahora en esta mañana, todo milagro se sujeta a la voluntad de Jesús y Él siempre quiere sanarnos. La fragilidad nuestra nos permite recibir un milagro de parte de Dios, solo debemos tener fe y confiar en Él. ¿Hay algún área en su vida que considere “seca” o que no da fruto? ¿Está su vida espiritual secándose? Riéguela hoy retomando la oración, entréguele a Jesús, esa parte de su vida que parece estéril, deje que el obre y verá como la salud vuelve a su cuerpo, deja que Él intervenga en su vida sentimental y también sanará esa área. ¿Trabaja mucho y no ve el fruto de tanto esfuerzo? Permítale a Jesús intervenir para que sea sanado. Pero si hay alguien aquí hoy, que viene como un alma indigente que necesita un Salvador, si hay alguien aquí con una mano seca espiritualmente, que no puede llevar a cabo las cosas que quisiera hacer, y necesita que su mano sea restaurada, habrá un «he aquí» que diremos en relación a esa persona. Y será doblemente importante su presencia, si hoy el Señor le dice: «Extiende tu mano seca,» y si el poder divino restaura esa mano y se realiza un acto de gracia. Charlie Spurgeon
El tiene el Poder para sanar cualquier enfermedad, Su Nombre es sobre todo nombre y por eso todo nombre de enfermedad debe doblar su rodilla ante Jesús. NADA NOS SERÁ IMPOSIBLE. Sólo teniendo fe como un grano de mostaza. Sólo esa pequeña fe es suficiente para recibir la Gracia abundante de Dios que es como la fuerza de Su Poder. Dios nos dice aquí que cada vez que creemos y confesamos, que actuamos con fe, que nos movemos en fe, ¡nuestro entorno es afectado positivamente! ¡Nuestra casa se sana, nuestra familia, nuestros vecinos , nuestros amigos, y se salvan!