1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Apocalipsis 2:1-7
Pastor Juarez
Notas de sermón:
Francis Schaeffer observó una vez que “el significado de la palabra cristiano se ha reducido a casi nada… Como a la palabra cristiano, como símbolo, se le ha hecho significar tan poco, ha venido a significar todo y nada” (The Mark of the Christian [El distintivo del cristiano] [Downers Grove, Ill: InterVarsity, 1970], 11). El término cristiano en el uso contemporáneo puede significar alguien que no es judío, alguien que vive en una nación “cristiana” (como alguien opuesto, por ejemplo, a un budista o a un islámico), o alguien que dice tener cierta lealtad a Jesucristo. El término evangélico está siguiendo la misma tendencia hacia la imprecisión.
Las siete iglesias mencionadas en los capítulos 2 y 3 eran iglesias existentes cuando Juan escribió. Aunque no precisamente duplicadas, ellas también representan los tipos de iglesias que por lo general, están presentes en toda la época de la Iglesia. A cinco de las siete iglesias (salvo Esmirna y Filadelfia) se les reprendió por tolerar el pecado en medio de ellas, algo característico en las iglesias desde entonces. Los problemas en estas cinco iglesias van en aumento desde el menguar en su amor en Éfeso hasta la total apostasía en Laodicea. Además de eso, cualquier iglesia en cualquier época pudiera tener una mezcla de los pecados que tenían esas cinco iglesias Comentario Bíblico John Macartha
I. EFESO
Éfeso era la capital de la provincia romana de Asia. Fue un gran centro comercial, y poseía grandes minas de plata. Tenía el título de “Suprema metrópolis de Asia”, y fue el centro administrativo y religioso de la provincia.
Era esta la ciudad, en donde estaba el gran templo de la diosa de la fertilidad, cuyo nombre era “Diana”. Su culto se caracterizaba por la inmoralidad religiosa (incluyendo mujeres, vino y canto), la superstición y el ocultismo. Se caracterizaba la influencia gnóstica. Posiblemente, Pablo fue el que inició esta iglesia por el año 52 dC, en su segundo viaje misionero; quien, a su muerte, dejó como responsable a Timoteo en el año 64 dC.
Esta iglesia representa al periodo apostólico, que inicia en el año 31 dC y culmina en el 100 dC. Algunos han llamado a este período, la etapa de la “Iglesia pura” (probablemente, por el paralelismo que tiene con el primer sello de Ap 6), porque la iglesia fue fiel a la Escritura y cumplía a cabalidad la misión.
Siete es el número de finalización y se sugiere que estas siete representan perfectamente las condiciones que serían características de varias iglesias a lo largo de la historia.
Aunque cada carta está escrita para una iglesia específica, todas las cartas terminan con las palabras «que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Cada mensaje es pertinente para todas las iglesias, no solo de la época de Juan, sino también de la nuestra. Cabe señalar que cada mensaje comienza llamando la atención sobre algún aspecto de la majestad y gloria de Cristo en cuanto a Su persona y obra, esto siempre está relacionado de alguna manera con las necesidades, problemas y condiciones dentro de la iglesia local. Y esta acción sirve para enfatizar cómo Jesucristo satisface perfectamente nuestra necesidad y se constituye en la fuente de nuestra fortaleza. Todos los problemas y necesidades de la iglesia se satisfacen en Jesucristo. Cada carta comienza con una declaración de la omnisciencia del Señor como «Conozco tus obras o hechos» (véase 2: 2, 9, 13, 19; 3: 1, 8 y 15). Que importante es esto y muy cuidadosos debería hacernos. Esto debería hacer que tengamos cuidado de andar en el Espíritu, porque es Cristo mismo, cuyos ojos escrutadores, como llama de fuego, prueban nuestras obras. A la iglesia de Éfeso falsos maestros los tratarían de desviar de la fe. Advirtió el Apóstol Pablo Hechos 20: 29-31. 29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.
Y así ocurrió, los falsos maestros causaron mucho daño en la iglesia de Éfeso, Vs 2: Sé que no toleras a la gente malvada. Has puesto a prueba las pretensiones de esos que dicen ser Apóstoles, pero no lo son. Has descubierto que son mentirosos. Literatura bautista.com nos dice: En el día de hoy escuchamos cada tanto de hombres que dicen que son apóstoles. Jesús mismo, en Apocalipsis 2:2, reconoció que había profetas falsos. “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos”. En el tiempo de Pablo había falsos apóstoles. Pablo dijo que fueron “obreros fraudulentos”. “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo” (II Corintios 11:13). Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
Por eso, no debe ser una sorpresa si, en el día de hoy, algunos profesan ser apóstoles. Debemos ser prontos en declarar que son obreros fraudulentos.
La palabra prueba no significa evaluarlos a ver si son o no falsos maestros, más bien significa la prueba de tener que pasar un trago amargo, los falsos maestros hicieron un grave daño al rebaño. El Señor elogia su iglesia, pero una defensa de la fe sino está acompañada de amor es: Legalismo. Y el Señor los exhorta: Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio! 5 ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su lugar entre las iglesias. La teoría de la sucesión apostólica salto en los años 170 – 200 entre los gnósticos. Ellos tenían una tradición secreta que decía que el apostolado pasó a ellos. Los católicos también, por un tiempo, declararon que, si una iglesia fue formada por un apóstol, el obispo que le remplazó a su muerte fue también un apóstol.
En el Nuevo Testamento no encontramos nada para darnos razón en pensar que fue el plan de Dios que, para siempre, tengamos apóstoles en la iglesia. Según la Biblia, los requisitos de ser un apóstol son dos. En primer lugar, tenía que ser uno que había visto a Cristo (I Corintios 9:1). También ellos tenían el poder de hacer milagros (Hechos 2:43). En el griego, la palabra apóstol significa “enviar en pos de si o de parte de…” (Thayer Greek-English Lexicon p. 67) Uno tiene que ser enviado por alguien para ser un apóstol. En el día de hoy, los que declaran ser apóstoles, tal vez, dicen que son enviados por Dios, pero, ¿qué razón tenemos en pensar que es la verdad? el apostolado no es algo que se transfiere de un hombre a otro, o que sea asignado por un grupo de personas, sino que es una elección directa del Señor. Por lo tanto, hoy día no hay apóstoles, sino que los apóstoles fueron escogidos y usados por Dios para una tarea específica al comienzo de la iglesia. Efesios 4:9 y Gálatas 1:1
Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), Gálatas 1:1 Habrá que usar el discernimiento de la iglesia en Éfeso, de quienes el Señor dijo: “has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos” (Apocalipsis 2:2). Hay otras cosas que caracterizan a los cristianos, entre ellas el temor reverencial a Dios (2 Co. 7:1; Fil. 2:12; 1 P. 1:17), el deseo de imitarlo (Ef. 5:1; 1 Jn. 2:6), la santidad (Mt. 5:48; 2 Co. 7:1; Tit. 2:11-12; He. 12:14; 1 P. 1:15-16; 2:24; 2 P. 3:11), y la obediencia (Jn. 10:27; 14:21; 15:14; Ro. 1:5; 16:26; He. 5:9; 1 P. 1:2; 1 Jn. 3:24). Pero la característica suprema de un cristiano es el amor a su Señor y Dios. Y no debemos dejar de amarlo con la misma intensidad. Cuando se le pidió a Jesús que dijera cuál era el mayor mandamiento de la ley, respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento” (Mt. 22:37-38). Él llamó a sus discípulos a que hicieran del amor a Él la máxima prioridad en la vida de cada uno de ellos: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mt. 10:37-38). En Juan 14:21, 23 añadió: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Los verdaderos hijos de Dios, dijo Jesús, lo amarán (Jn. 8:42; cp. 1 P. 1:8) y serán conocidos por Él (1 Co. 8:3). Para conocer la condición espiritual de Pedro, Jesús le preguntó tres veces: “¿Me amas?” (Jn. 21:15-17). Pablo definió a los cristianos como los que están dominados por “el amor de Cristo” (2 Co. 5:14). Los que aman a Jesucristo son benditos (Ef. 6:24); los que no, son anatema (1 Co. 16:22). Aunque el amor al Señor Jesucristo siempre estará presente en los verdaderos cristianos, puede bajar en su intensidad. Los cristianos no siempre amarán a Jesucristo con todo su corazón, alma, mente y fuerzas, y dejar de hacerlo es pecado. No hay mejor ilustración en las Escrituras de la seriedad de permitir que mengüe el amor a Cristo, que esta carta a la iglesia en Éfeso. Apreciamos los síntomas de un creyente que está perdiendo el primer amor: No le interesa el ganar almas, No asiste a la iglesia como solía hacerlo antes. Deja de diezmar, dice que es mucha iglesia y le cansa, los cantos le aburren, solo va por ir, no participa en ninguna actividad. Sin matrimonio no hay divorcio
Es probable que esta actitud sufrió la iglesia en Efeso, ya que por mas de mil años no hay iglesia en Efeso, su candelero fue quitado, perdieron el primer amor. Que no suceda esto entre nosotros. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 2:7a). El Señor quiere que este mensaje llegue a todas las siete iglesias y hasta nuestros días atender estas palabras. Si usted está perdiendo su primer amor le invito a que se acerque a Cristo Jesús ahora y si aun no lo ha recibido también le invito a que lo haga ahora, que hoy es el día de salvación.
le dice esto mismo a las siete iglesias, lo cual indica que no solamente la iglesia en Éfeso debe atender a estas palabras, sino también todas las otras iglesias.