El Pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.”
Mateo 6:11
Notas de sermón:
Es asombroso ver el alcance al que la Palabra afirma que Dios hace que
ocurran cosas en nuestra vida. Por ejemplo, nuestra dependencia en Dios
para recibir alimento cada día la reiteramos cada vez que oramos: «Danos
hoy nuestro pan cotidiano» (Mt 6: 11), aunque trabajamos para ganamos la
comida y (hasta donde la mera observación humana puede discernir) la
obtenemos enteramente mediante causas «naturales».
De modo similar, Pablo, mirando con los ojos de la fe lo que sucede, afirma
que a sus hijos «mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten» (Fil 4: 19),
aunque Dios puede usar medios «ordinarios» (tales como otras personas)
para hacerlo. Dios planea nuestros días antes de que nazcamos, porque
David afirma: «Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito
en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo
de ellos» (Sal 139: 16). Y Job dice que «Los días del hombre ya están
determinados; tú has decretado los meses de su vida; le has puesto límites
que no puede rebasar» Job 14: 5).
El pan era un alimento básico en la dieta de los judíos y lo había sido durante
muchos años. Por otra parte, el pan era un símbolo poderoso en el Antiguo
Testamento de la provisión de Dios con su pueblo. Dios cuidó de los Israelitas
cuando estaban en el desierto después de su salida de Egipto. La vida en el
desierto era difícil, Dios les prometió hacer “llover pan del cielo” (Éxodo 16:4).
El pan sigue siendo, un símbolo poderoso de la base rudimentaria de
provisión para nuestras necesidades.
I. ¿QUÉ EN CUANTO AL MAL?
¿Cuál es la relación entre Dios y el mal en el mundo?» ¿Causa Dios
las acciones malas que cometen los seres humanos? No debemos
llegar al punto de pensar que no somos responsables del mal que
hacemos, o que Dios se complace en el mal, o que podemos echarle
a él la culpa. Tal conclusión es claramente contraria a la Escritura.
Un ejemplo muy claro se halla en la historia de José. La Biblia dice
que los hermanos de José sin razón alguna sentían celos de él (Gn
37: 11), lo aborrecían (Gn 37: 4,5,8), querían matarlo (Gn 37:20), e
hicieron mal cuando lo echaron en la cisterna (Gn 37: 24) y cuando
lo vendieron como esclavo para que lo llevaran a Egipto (Gn 37: 28).
Sin embargo, más adelante José pudo decirles a sus hermanos:
«Fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas»
(Gn 45: 5), y: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios
transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo:
salvar la vida de mucha gente» (Gn 50: 20) El mal se originó
espontáneamente en el corazón de personas que recibieron
libertad de parte de Dios y la abusaron. Ezequiel 28:12-19 e Isaías 14:12-20 hablan de como Lucifer quiso revelarse contra Dios y
actuar de manera independiente, y lo mismo ocurrió con Adán y
Eva. Veámoslo de esta forma:
1. Dios creó seres humanos con libre albedrío; con libertad para elegir.
2. La libertad para elegir presupone la posibilidad de obrar a favor del mal.
3. El mal entró al mundo como resultado de algo bueno que Dios le dio al hombre – su libertad.
II. DIOS NUNCA HACE MAL, Y NUNCA SE LE DEBE ECHAR LA CULPA DEL MAL.
Jesús también combina la predestinación de Dios de la crucifixión con la
culpa moral de los que la realizaron: «A la verdad el Hijo del hombre se irá
según está decretado, pero ¡ay de aquel que lo traiciona!» (Lc 22: 22; Mt 26:
24; Mr 14:21).
Y en una afirmación más general en cuanto al mal en el mundo, Jesús dice:
«¡Ay del mundo por las cosas que hacen pecar a la gente! Inevitable es que
sucedan, pero ¡ay del que hace pecar a los demás!» (Mt 18:7).
Santiago habla de modo similar al advertirnos que no le echemos la culpa a
Dios por el mal que hacemos, y dice: «Que nadie, al ser tentado, diga: Es Dios
quien me tienta». Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco
tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios
malos deseos. Originalmente Dios creó un mundo perfecto, descrito por El
mismo como bueno en gran manera, en el cual no existía la muerte ni el
sufrimiento, pero debido a la rebelión del primer hombre, (Adán), su pecado
trajo la muerte en el mundo, tanto espiritual, como física
Rom. 5:12; Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron.
entonces vemos que la muerte y el dolor son el castigo por el pecado.
Dios no es culpable de la depravación que hay en el mundo, como la homosexualidad,
El adulterio, la fornicación, las drogas etc.…, es el mismo ser humano el que
en su entenebrecida mente no logra entender que haciendo lo malo, solo
logrará conseguir muerte y destrucción
Veamos como los gobiernos humanos tienen a sus pueblos muriendo de hambre
que viendo a su pueblo sufrir prefieren gastar en armamento de destrucción
masiva en vez de aprovechar esos recursos para alimentarlos ¿No somos
nosotros mismos los que queremos ignorar nuestra propia culpa en todo lo
que acontece alrededor del mundo? Claro que para el hombre es más fácil
decir Dios es el culpable.
Por lo general, buscamos la manera de exonerarnos de culpas, señalando a
otras personas como las responsables de todos aquellos sucesos que no nos
han salido como queríamos. “echar la culpa” se ha convertido en un mal
común enraizado de la sociedad en la que vivimos. Muchas veces, al ser
humano le cuesta reconocer sus debilidades, errores, defectos y pecados
(Salmo 36:2). Algo que nos puede ayudar a asumir la responsabilidad por
nuestros pecados es saber que Dios no exige que seamos perfectos. “No ha
hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a
nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos”, dijo el
salmista David (Salmo 103:10). No obstante, aunque Dios perdona, espera
que cultivemos la autodisciplina y que luchemos tenazmente contra las
tentaciones del Diablo y nuestra inclinación al pecado (1 Corintios 9:27).
III. DIOS CORRECTAMENTE CULPA A LAS CRIATURAS MORALES POR EL MAL QUE HACEN.
«Ellos han escogido sus propios caminos, y se deleitan en sus abominaciones.
Pues yo también escogeré aflicciones para ellos y enviaré sobre ellos lo que
tanto temen. Porque nadie respondió cuando llamé; cuando hablé, nadie
escuchó. Más bien, hicieron lo malo ante mis ojos y optaron por lo que no me
agrada» (ls 66: 3-4) «Dios hizo perfecto al género humano, pero éste se ha
buscado demasiadas complicaciones» (Ec 7: 29). La culpa del mal siempre
recae sobre la criatura responsable, y la criatura que hace el mal siempre
merece castigo. Debemos entender que, si bien Dios sabe que el Diablo
puede influir en nuestros actos y tiene mucha culpa de la condición
pecaminosa de la humanidad, no nos exonera de nuestra responsabilidad
personal. Por eso, Romanos 14:12 dice: “Cada uno de nosotros rendirá
cuenta de sí mismo a Dios”. Frente a los acontecimientos luctuosos,
catástrofes, enfermedades y similares, la forma más viable para los creyentes
es aquella de descargar la responsabilidad a las víctimas o incluso a Dios
mismo. Dios no permite las tragedias para castigar las culpas del hombre. Tu
maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán
malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti,
dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Jeremías 2:19. El Señor quiere salvar al
hombre liberándolo del pecado, pero lo deja libre: es el «rechazo de Dios y
del amor que ya lleva en sí el castigo» Si usted no ha entregado su vida a cristo ahora es el día de Salvación,
oro para que Dios toque su corazón y obtenga la vida eterna.

Amén hermana.
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